lunes, 14 de abril de 2014

Sobre la promesa

Y entonces te das cuenta de que los cariños son tan rebosantemente grandes que los odios con el tiempo se han desmoronado. Arranca sus raíces, aunque los enojos crezcan.

Los odios con el tiempo se han desmoronado. Y no, no vas a mover un dedo. Hiciste una promesa y la vas a cumplir, porque la hiciste no sólo por tu coraje y el dolor, sino para evitar esos horribles corajes y dolores ajenos.

No moverás un dedo, a menos de que te lo pidan o te lo sugieran, quizá. Porque es parte de la promesa hecha el no deshacerla así nada más. Pero que se sepa que también por cariño es que una promesa no se rompe. Y que se sepa que no hay una voluntad en contra: sólo que no hay voluntades encontradas.

El mundo sigue deshecho, aunque vivas contento en él, en una de sus partes. Que quede claro eso. Y que quede claro que vivir contento no significa no sobrellevar dolores a diario. Porque cuando ves las grietas en el suelo del mundo, te duele saberlo hecho pedazos. Pero levantas la mirada, caminas al frente y sigues con una sonrisa para aquel extraño que pasa. Y te enamoras un poco, todos los días, de esa sonrisa que nunca habías visto.

En los campos crecen las flores. Es primavera. La primavera llegó con sus cambios. Has cambiado tanto: eres tanto tú mismo. No te queda duda. En este viaje se descubre construyendo y se construye descubriendo. Lo confirmas.

Y los viejos amigos, las viejas amigas, te esperan en algún lugar. Y quienes te han traicionado, no importa dónde están. Estás aprendiendo a caminar de nuevo. Estás aprendiendo a caminar acompañado. Escuchas las respiraciones, te acompasas a los pasos.

Cariño. Cuánto cariño hay. Ya Manzano decía que no es lo mismo amar a todxs que no amar a ningunx. Y no, no amas a todxs, pero en tus amores hay mucho y para muchws.

Que la luz llegue a donde tenga que llegar, y que las palabras que quieren ser escuchadas se hagan escuchar. No moverás un dedo, si no. Has dicho.

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