martes, 29 de julio de 2014

Alquimia (I)

I
Es el aroma de los tiempos de cambio. Las flores, ya cortadas, se secarán pronto y lo sabemos, pero siempre vuelve la metáfora del campo, del campo amplio, donde uno puede intentar sembrar cualquier cosa cuando la tierra es fértil. Hablemos de cambios: hablemos de camplios.

II
¿Cómo no tener miedo a enfrentar? ¿A tener en frente? Cuando los pasados se reviven así, el presente se diluye. Y los pasados sólo deben recordarse para que el presente tenga sentido, en sentido (c)amplio del sentido. No hay memoria sin afectos. No hay memoria como producto: hay memorialización como proceso.

III
Te recuerdo y no puedo sentipensarte como antes. No obstante, sí puedo sentipensar en sentipensarte como antes, pero después. A veces lo que nos falta para ver más allá no es más que un nivel o dos de recursividad.

IV
Por otro lado, ¿qué pasa cuando imagino? Porque recordar e imaginar no corren nunca por separado, como el deseo y el miedo que se acompañan cada vez que alguna luz produce alguna sombra. Sentipensar en sentipensar es imaginar. Imaginar es producir imágenes. Recordar es traer al corazón. Sentipensarte -sentipensar en sentipensarte, mejor- es producir imágenes para el corazón. La metáfora de la vista, ¡pero si el amor es ciego!... No hay metáforas inocentes.

V
Discursar es discurrir, discurrir es dis-correr. Las palabras corren como el agua de un río; el discurso es una corriente que fluye. Agualabras. Palabraguas.

VI
¿Cómo no tener miedo? Tener, sentir, nacer, comer, dormir, morir: todos son verbos viejos; lo sabemos por sus terminaciones en -er e -ir. Tener miedo es tener deseo. ¿Porque hay un verbo para desear y no hay un verbo para miedear?

VII
Los dos pensamos en el tiempo después, en los años después, en un reencuentro. Para (re)encontrar algo, debe haberse perdido: debe faltar. ¿Tú me faltas? ¿Yo te falto? ¿Cómo podría alguien faltar por adelantado, o encontrar algo que no estaba buscando?

VIII
¿Qué hay de los amores sin horizontes? Si yo alcanzo a ver la línea que separa al mar del cielo. ¿Qué hay de los errores sin horizontes? Hay libros enteros sobre la estupidez humana. ¿Y el pavor por las últimas palabras? El pavor que no se va, porque cada palabra puede ser la última. ¿Cómo escoger, cómo elegir, cómo decidir -más verbos viejos, todos- las últimas palabras que le dices a una persona?

IX
Dice el título de la película que Nunca te vayas sin decir te quiero. Querer es un verbo muy viejo.

X
Temer es un verbo muy viejo. Quizá no hay un verbo para miedear, pero temimos antes que desear.

XI
Para que crezcan las flores hay que regarlas con agua. Para florecer, es necesario correr: para una flor es necesario un discurso.

XII
¿Qué palabras elijo para decirte? ¿Cuáles deben ser mis primeras palabras? Elegir, decir, deber. Retornamos siempre a aquello viejo e ineludible. Es una tautología.

XIII
Si hemos de vivir por siempre en un eterno retorno, que mis últimas palabras sean también las primeras. Que nunca me vaya sin decir te quiero, que siempre que llegue te lo haga presente.

XIV
Representar es hacer presente algo que estaba lejos: la representación es el engaño ilusorio del reencuentro. El engaño ilusorio y además siempre añejo, porque mentir, como prometer, es un verbo muy viejo.

XV
Quizá el discurso que necesitan las flores para crecer al inicio es la corriente de aquellas promesas pasadas (con)vertidas en palabras presentes al final.

XVI
Frente al enfrentamiento, que lluevan sobre nosotros las agualabras del camplio, las palabraguas del (b)río. Estoy dispuesto a correr, pero no de ti, sino a discurrir contigo: vamos a discursarnos, a conversarnos, a (con)vertirnos el uno al otro.

XVII
Vamos a hacer alquimia con las palabras y sus historias. Porque cuando las primeras te cuentan sus segundas, sabes que tarde o temprano será tu turno de hacer(te de) las segundas con tus primeras.

XVIII - IIIVX
A las primeras, las segundas
A las segundas, las primeras
A los enfrentamientos, los sentidos
A los pasados, los presentes
A una mentira, una promesa
A tu mied(e)o, mi deseo
A cada imagen, un recuerdo
A un recordar, cada imaginar
A cada sombra, alguna luz
A cada camplio, un (b)río
A este discurso, alguna flor
A un discurrir, un (con)vertir
A un (con)vertir, un (con)versar
A las palabras, historias
A las historias, palabras
Al agualabra, palabragua
Y al final, volver a comenzar.

jueves, 24 de julio de 2014

"Los hombres son idiotas" I: antecedentes a una crítica del ligue

El coqueteo no es más que una promesa de sexo sin garantía.
-La insoportable levedad del ser

I (U)
Te agrega de repente y te dice que fue porque vio tu foto de perfil con un gato. Él también tiene una. Deciden salir con un par de amigas en común para conocerse. Si todo sale muy mal, ahí están ellas para acolchonar la caída. Llegas una hora antes y lo reconoces en cuanto pasa frente a ti. Sí, es guapo. Media hora tarde llegan las chicas, cuando ya ha empezado la conversación. Pero el hecho de que lleguen tiene una consecuencia irónica: él no vuelve a pronunciar palabra.

Después de la cita, te escribe para ofrecerte una disculpa por su silencio. Primero quería escuchar, y luego se quedó callado al oír que hablabas con esa naturalidad sobre tus múltiples amores. Dice que no debió juzgarte, pero lo hizo; también te ofrece una disculpa por eso. Se pregunta por qué tendría que invalidar que una persona ame a varias al mismo tiempo. Se cuestiona. ¿En qué momento encerramos al amor en una caja?

II (J)
Te lo encuentras en una aplicación para ligar que sólo usas para divertirte porque detestas eso del ligue. Te dice que le pareces conocido. ¿Cómo? Si ni foto de tu cara tienes. Tú sí ves una foto de su cara. Sí, te parece conocido. Él se atreve a preguntar. "¿Estudias en tal?" "Más o menos."

Entonces vas a tal un día -más o menos, claro- y lo ves ahí. Lo reconoces de inmediato y él a ti. Lo disimula muy bien. Tarde o temprano, se conocen a fondo. Se identifica como una puta. Es el correcto para preguntarle. Sí, responde que sí: te identifican como una puta.

III
Te preguntan qué harías si tuvieras un clon de ti mismo y sólo dos opciones: coger o pelear.

Vamos, todas lo sabemos por adelantado: no puedes pasar un segundo sin discutir.

IV (?)
Estás en medio de la nada y es de madrugada. Por lo menos sabes que la nada es un bar de mala muerte y te acompañan tus amigxs. Una mujer que reconoces de algún lugar se acerca a ti; te pregunta si te gusta la fotografía. ¿Cómo pudo saber sólo con verte? La reconoces de algún lugar, pero no sabes de cuál. Tus amigxs y lxs suyxs comparten el dancefloor.

La pequeña Vicky está muy ebria y cae de la pista; se dirige al baño a vomitar. Pasa un rato y cuando no vuelve, el chico que te gusta se mete al baño de niñas para buscarla. Mientras tanto, la desconocida reconocida te presenta a un amigo suyo, que no te interesa. Notas que el desinterés es mutuo cuando ni siquiera te mira en la presentación. Lees clarísimo su pensamiento: "el que sigue".

V (A)
Le preguntas si se considera una persona enigmática. Te dice que sí. Preguntas más, si le gusta eso. Te dice que sí. Revelas que te molestan los enigmas porque siempre sientes que te llaman a resolverlos, pero (muchas veces) sólo eres tú. "Probablemente."

Sabes que algunos enigmas prefieren quedarse sin solución, y que algunos sólo quieren ser resueltos por individuos muy específicos. "¿Vas a resolverme?" "Me siento tentado, pero no te veo con interés." "Yo estoy abierto a que me resuelvas." Tendrás que hacerle una visita.

VI (P)
Se conocen en algún evento. Se despiden. Vuelven a verse en otro evento, y en otro. Te das cuenta de que está ahí para promocionar sus intereses... y para volver a verte. Que eres muy interesante, dice, que nunca había conocido a alguien con tu ideología, dice.

No sabes ni qué te quiere hacer, pero se vuelven amigos. Quizá sí sabes qué te quiere hacer, pero te haces pendejo. Le cuentas tus cosas, lo que te gusta. Le pides ayuda para interpretar enigmas y te dice que recuerdes que en toda conversación entre hombres gay hay siempre un dejo de coqueteo. "Entre las nuestras no", le dices.

VII (F)
Toman el autobús y te dice que para él todo esto es muy nuevo y riesgoso. Nunca tiene un contacto así de profundo con otros hombres. Cree que puede enamorarse. Bajan y te pide un beso. ¡Qué beso más nervioso!

Después, te declara un amor. Y como ya lo sabe, tu amor es muy otro. Más resignación. Te pide una sola cosa: que no lo presumas como un trofeo. Guardas el secreto, como un tesoro.

VIII (?)
Estás repartiendo volantes. Te olvidas de la huella ecológica de hacerlo: es por una buena causa. ¿El fin justifica los medios? Qué más da. Al fin y al cabo ya no te falta mucho. ¿A él ya le habías dado? Te sonríe para indicarte que sí. Le sonríes de vuelta. Qué lindo está.

Ya te moviste varios metros cuando te das cuenta de que corrió un poco para alcanzarte. ¿De qué se trata eso que está en el volante? ¿Por qué hacerlo? Le explicas. Aunque de tu boca sólo salgan política y economía, en tu cabeza no hay más que afectos -¿política y economía?-. Terminas el discursito y te guardas las ganas de invitarlo a irse contigo. Para despedirte, sonríes una última vez: sabes que no volverás a verlo.

IX (S)
Los árboles guardan los secretos que en la conversa se pronunciarán. Tu confidente te pide que le digas de una vez que nada va a ocurrir entre ustedes, para que le quede claro. Para que le quede claro, le dices: "nada va a ocurrir entre nosotros".

Agradeces el amor sin decirlo -porque sabes que es imprudente decirlo-. El amor que se levanta resignado y se va para siempre, por más que se quede.

X (C)
Le cuentas tus historias; te dice que las escribas.

Ahora no está, y quizá nunca estuvo. Además, ya hace mucho tiempo que no sueñas con él.

XI (E)
Te das cuenta de que tu cariño se desborda. Quieres mostrárselo de miles de maneras: en caricias, en abrazos, en el sexo más cálido y vivo. En todas las formas que pueda tomar ese sexo tan cálido y tan vivo.

Tiene SIDA. ¿Correr el riesgo o no correr el riesgo? ¿Y si fuera tu decisión? ¿Cómo dan ese paso quienes dan ese paso? ¿Cómo el bareback es una práctica tan común? ¿Cómo hay personas que deciden tener sexo para contagiarse? ¿Por qué el cuerpo enfermo nos produce tanto miedo y tal rechazo? ¿Por qué lo racionalizamos/pasionalizamos así? ¿Dónde quedó el sexo cálido y vivo, quién puede tenerlo, con quién? ¿Dónde quedaron todas sus otras formas? ¿Por qué pensamos en nosotros y no en los otros? En otras palabras, ¿por qué las preguntas van en una sola dirección? Y a final de cuentas, ¿dónde queda el sexo, cálido o frío, muerto o vivo, cuando subir tres escalones es algo cansado?

sábado, 19 de julio de 2014

Emotividad

Termino la conversa y me siento lleno de emotividad. Me siento tentado a decir que estoy invadido por la emotividad, pero toda invasión implica la intromisión de algo externo, y esto parece venir tan desde dentro...

Los modelos psicológicos de las emociones tienden a decir que se producen de adentro hacia fuera de lxs individuxs; los modelos sociológicos, que de afuera hacia dentro. Sara Ahmed propone que las emociones no están ni "dentro" de lo individual ni "dentro" de lo social, sino que precisamente producen las superficies y los límites que permiten que lo individual y lo social sean delineados como si fueran objetos. Las emociones producen los cuerpos: individuales y colectivos, personales y políticos.

Termino la conversa y estoy a punto de llorar. Quiero tirarme en la cama y llorar un buen rato, pero pareciera que las lágrimas no me alcanzan ni para empezar. Todo acabó muy bien y fue hasta liberador, pero/y quedé muy emotivo.

Tengo un nudo en los dedos que no me permite escribir. Cuando llegué a casa, quería soltar una retahíla de errores para decir cómo me había perdonado.

Retahíla de errores listados para decir cómo me he perdonado (intento #1):
  • Haber querido que una persona sea feliz bajo mis conceptos y no bajo los suyos.
  • Haber sido un patán y un estúpido al tratar de ser muy "racionalmente" justo.
  • Haber creído ingenuamente que tenía el control todopoderoso sobre mis sentimientos y emociones.
  • Haber sostenido durante meses una relación basada en el incumplimiento de sus normas constitutivas.
  • Haberme forzado para tratar de cumplir esas normas constitutivas, cuando éstas iban en contra de mis propias normas (no decididas).
  • Haber dicho que quería regresar en el tiempo, como si nada hubiera pasado.
  • Haber sometido a dos personas a un vaivén de sinos-sí/no del que no me di cuenta.
  • Haber usado mi libertad-de-ser como pretexto para comportarme como un imbécil sin temple.
  • Haber provocado que una de las personas que más quiero prefiriera arriesgar su vida que estar a unos metros de mí.
  • Haberle lastimado tanto como era posible. (Haber talado todos los árboles de un bosque.)
  • Haber respondido a las agresiones con más agresiones. (Repítase decenas de veces.)
 Seré un imbécil, pero no soy mis antepasados, mi yo de los pasados. Me he perdonado ya.

Y ahora que puedo dormir, el cansancio me abruma y me pesa por encima de los párpados. Debo seguir despierto por un rato, esperando a una visita que pronto debe llegar.

Quiero tirarme en la cama y llorar un buen rato, pero pareciera que las lágrimas no me alcanzan ni para empezar. Y al fin y al cabo, las cosas están tan bien como pueden estar (por ahora).

¿Cuándo?

martes, 8 de julio de 2014

En medio del desierto

I
Teresa dice que las ciudades son como campos de concentración. Comienzo a creer que las redes sociales virtuales también. #EnMedioDelDesierto

II
Hemos dicho que a veces es mejor el silencio, y que a veces la parresía. Ahora, justo ahora, creo que lo mejor es que este acalorado aleje su insistencia de la tierra para no secarla, para que descanse y que ahí puedan crecer las flores. #EnMedioDelDesierto

III
Extraño vivir en esa lesbocomunidad con maricas integradas. Extraño el puto cariño -el cariño puto- en la cama y fuera de ella, y extraño a la bollo que me decía qué té tomar para no enfermarme cuando me dolía la garganta. Extraño el movimiento suave de sus manos marcadas por la experiencia cuando me ayudó a prepararlo. Extraño las hierbas, los menjurjes mágicos. Extraño esa sabiduría errante que corre por unas venas y otras en el Abya Yala aun desde antes de que aquí los siglos se contaran. Extraño la brujería. Extraño a la obvia a una cuadra, y extraño dormir con la camionera en su cama. Extraño tanto mientras quedo atado esta ciudad. #EnMedioDelDesierto

IV
Entonces te das cuenta de tu soledad textual, y de cómo tus acompañantes sólo son referencias inconscientes a un pasado que sólo queda en letras y algunas otras marcas. Cada silencio se llena de miedo a la última palabra, a las últimas palabras. Cada espacio en blanco, cada silencio es un abismo. #EnMedioDelDesierto

V
La ciudad te da miedo y más miedo. A tu colega -que nunca conociste- lo atropellaron y ya no vive. Vino de la ciudad más peligrosa del mundo y encontró la muerte. Las palabras pesan y pesan. Los sistemas de privilegios -ergo, de violencias- pesan y pesan. ¿Cuántas ciudades caben -y cuántas ciudades cabrán- dentro de esta ciudad llena de bombas que no dejan de estallar? #EnMedioDelDesierto

VI
Dice tu amigo que siempre es adecuado dejar un espacio en blanco para respirar. #EnMedioDelDesierto

VII
Los sueños son lugar de interpretación. Tratas de escaparte de las garras del psicoanálisis, y cuando luego le llamas no responde al teléfono: no podría hacerlo. ¿Le habrán cortado la línea o en un acto fallido la desconectó él solito? No lo sabes, pero cuando no lo quieres escuchar bien que te llama todo el día. Y entonces te das cuenta de que el título que escogiste bien puede tener que ver con alguna intención inconsciente e incómoda. ¿Pero qué pasa cuando le das la vuelta en el comal y la conviertes en consciente ¿Qué pasa si no existe pero al diagnosticarla la creas? Si se puede hacer cosas con palabras, ¿por qué no habría de suceder? De las Grandes Palabras donde aquínocaben o Hacia una Performatividad de la inconsciencia hecha consciente. De cómo muchas discusiones no te llevan a ningún lugar. #EnMedioDelDesierto

VIII
Ni las campanas que marcan la hora cuando se ha detenido el tiempo te mueven el mapa. Pero sabes, sea como sea, que el mapa no es el territorio, y entonces viene la pregunta sobre cómo escapar de él. #EnMedioDelDesierto

IX
El chico del lago está en el lago y la chica de las coincidencias nomás no coincide contigo. Tú estás aquí varado. #EnMedioDelDesierto

X
Por lo menos no eres el único leyendo esto #EnMedioDelDesierto.