lunes, 29 de diciembre de 2014

Fragmentos por doquier

I
4:30.

-¿Por qué estamos despiertos?
-Yo por tonto.
-Entonces ya somos dos.

II
...las flores se quedan secas. No hay más palabraguas...

III
-¿Cómo estás?
-Muy cansado.

IV
...el genio del idioma tiene un reloj. Yo también, y no lo controlo como a veces me gustaría...

V
-¿Qué haces?
-Escribo para abrazar al corazoncito.

VI
...qué puertas cerradas. Qué cosas áridas. Qué ojos aceitunados...

VII
-Tranquilo, no me gustas. Me gusta la imagen que tengo de ti, y esa imagen es quien me corresponde.

VIII
"Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida y tú le llamarás destino."

IX
-Vulnerabilidades, preguntas, conversaciones sobre pequeños invernaderos. Cuánto florece por aquí.

X
...para una flor es necesario un discurso...

 XI
-Yo digo que lo beses.
-Me mataría. Además, no lo conozco. Ninguno confía en el otro.

XII
...siempre vuelve la metáfora del campo, del campo amplio, donde uno puede intentar sembrar cualquier cosa...

XIII
-Aunque nos viéramos todos los días, no creo que las cosas cambiarían.

XIV
-Yo creo que ya debo dormir.
-Sí, duerme. Estoy cansado y no tengo sueño.
-Deberías dormir también.

XV
-No se trata de ti, se trata de presencias de ti. Presencias ausentes de ti.

XVI
"Who were we? Who were we? When we were who we were, back then..."

XVII
 -¿Hablar? Hablar lo hago hasta con el desconocido que me sea más ajeno.

XVIII
...reafirmar el carácter anti-hermenéutico del asunto: por más que hablemos, la discusión está cerrada...

XIX
-Yo no.

XX
-Desahóguese pues.
-Descansa.
-Usted también: el invierno es buen tiempo para eso.

XXI
-Yo no digo que te calles. Y pienso, siempre pienso, que te callas mucho.

XXII
"pero alabo tus ansias de eterno limitado"

XXIII
-Que te vaya bien.

XXIV
...entre estas hojas de otoño para siempre, esperando una primavera que nunca llegará...

XXV
"Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire
frente a la mar poblada de barcos y marinos"

XXVI
-A ti también.

XXVII
...por más seco que esté todo, muchas cosas florecen...

XXVIII
-No sé cómo interpretar casi nada de eso en esta conversación.

XXIX
...el carácter antihermenéutico del asunto...

XXX
-Como decidas (interpretarlo) estará bien. Siempre tomamos un riesgo u otro.

XXXI
...aquí no hay flores; hay cenizas...

XXXII
-Pues ya está.

XXXIII
4:30.

-¿Por qué estamos despiertos?
-Yo por tonto.

XXXIV
-Ya casi son las 4:00. Tengo sueño...

XXXV
...para que crezcan las flores es necesario regarlas...

XXXVI
-Ya todo me parece impensable.

XXXVII
...es piedra o roca, o lo que sea...

XXXVIII
-Yo lo veía como un caminar lento...

XXXIX
...piedra: como Pedro Páramo, desmoronándose...

XL
-Yo no veo nada.

XLI
...piedra, como Isabel Moncada, para siempre...

XLII
-Está bien; ya me callo.

XLIII
...es el aroma de los tiempos de cambio...

martes, 4 de noviembre de 2014

Frío

¿A qué responde este frío?
¿A qué responde este frío que el viento me susurra en las piernas y en los brazos desnudos?
¿A qué responde este frío que me resuena en la playera puesta y me toca la espalda?
¿A qué responde este frío que contrasta con todo el (otro) calor de mi cuerpo?

¿A qué responde este frío que baja del cielo al suelo y sube de vuelta?

jueves, 30 de octubre de 2014

"Los hombres son idiotas" IV: una explicación autorreferencial

Los hombres son idiotas. No lo dije yo... primero. Lo escuché en una conversación de autobús, donde una chica le contaba a su amiga la traición de su hombre-ligue.

Retomo que los hombres son idiotas para hablar de hombres-historias. Para hablar de hombres que tienen sexo con hombres, para hablar de hombres que no tienen sexo con hombres. Retomo que los hombres son idiotas para hallar hilitos detrás de la Masculinidad con mayúscula y de masculinidades con minúscula. Retomo que los hombres son idiotas para olvidarme de la dicotomía entre lo trivial y lo que se dice trascendente.

Retomo que los hombres son idiotas porque no me libro de serlo, ni me libro de sus privilegios o sus maldiciones. Porque como idiota me declaro inepto para hablar sobre los propios hombres, pero como hombre me presumo sobrio para hablar sobre idiotez ajena.


lunes, 13 de octubre de 2014

"Los hombres son idiotas" III: prolegómenos a una memoria de los micro-romances

Disclaimer:
A veces me dan ganas de ser tu novio.

Luego recuerdo que el amor romántico y el noviazgo llegan a reproducir la estructura heteropatriarcal y capitalista de la familia como aparato ideológico del estado y se me quitan las ganas.


0
Miré la lista y con sorpresa noté que su longitud no había crecido mucho, ni poco, quizá. Me di cuenta de que no sólo le gustaba a las cuatro idealizaciones, sino al menos a tres de los idealizados.


I
Habré querido ser muy puta al principio, pero al final soy la tía buena onda que no cocha con nadie y que todo el mundo busca para contarle sus males de amores, de micro-romances que pasan por romances hechos y derechos: hechos y des(h)echos.

No sabes la cantidad de hombres que llegan y que al instante se dan cuenta de que conmigo no va por donde buscan con los demás. En ese momento la puta se convierte en la tía buena onda. Uno de los más recientes me preguntó por mi ex novio sin saber que era mi ex novio. Acordamos que a ambos nos provocaba intensas intenciones homoeróticas, revelé que era mi ex novio y no volvimos a tocar el tema en la conversa.


II
Estoy a punto de pagar. Él tiene un problema y lo están atendiendo. Lo veo. Es muy guapo. Extrañamente, seguro, es heterosexual. Se da cuenta de que lo veo. Me acerco más a la caja. Terminan de atenderlo. Voltea. Lo miro irse. Me mira mirarlo. Se detiene. Voltea hacia mí. Me mira fijamente. Lo miro a los ojos. Pasa un infinito incontable en segundos. Sigue mirándome. Desvío la mirada. Se va.


III
Siempre que voy a ponencias sobre nuevas masculinidades, me pongo a bordar. Mi amigo expositor no olvida mencionar la historia del homosexual que dice que por ser homosexual adquiere el derecho de aprender a bordar, y todos se ríen de mí.

Al final de la última ocasión, un sujeto regordete y muy formal se acercó para abordarme. Me felicitó por no haberme pinchado el dedo ni una vez, y expresó su sorpresa porque yo no usara un dedal: toda su familia ha usado dedal. Interpreté que su familia nunca se desprendió del chupón, pero después de su (posible) intento de seducción, el regordete se despidió y se fue con quien asumo que era su novio.


IV
INT. TIENDA DE ROPA CAPITALISTA PARA CHAVITO CON CONCIENCIA, TARDE.

Cuando llegué a la fila los miré, pensando que serían una pareja. Me formé y luego me di cuenta de que uno de los dos me observaba a la distancia. Fijé la mirada: lo reconocí. Charlamos por un momento.

ÉL
Ay, hay que vernos luego. Todavía te debo un café.

YO
No, en realidad todavía me debes cincuenta pesos que quisiste pagar invitándome un café.


V
Que un guapo-normativo te invite directo a su cama y lo rechaces por tiempo no tiene precio.


VI
-Neta, despertar contigo es muuuuuy rico.
-No lo creo; yo lo hago todos los días y se siente fatal.


VII
-¿Y tú tienes mucho pegue?
-Siempre hay gente desviviéndose por la pedantería.


VIII
Te vi en otro hombre más pequeño y más joven.
(Olvidé qué texto iba a escribir con esta idea.)


IX
Justo hablábamos de salir del clóset
(También lo olvidé. Puede que esta idea haya sido la misma que la anterior.)


X
Otro elhombremásguapodelmundo pasó a unos metros de mí. Lo perdí para siempre; fue bonito mientras duró. Entonces Camila me contó su teoría sobre los micro-romances y cómo estos llenan la vida de todo mundo. Abracé mi corazón, micro-roto.


XI
Llegamos a la fonda para comer, y en un local aledaño estaba él, con sus espantosos lentes y su encantadora y normativa barba. Me senté estratégicamente para verlo y para ser visto por él.

Sus estúpidos lentes nunca me dejaron saber si él me miraba de vuelta: el sol los golpeaba en un ángulo que no me permitía alcanzar sus ojos. En realidad nunca hubo estrategia de mi parte, sino táctica: dice De Certeau que la táctica es la que jugamos quienes jugamos en cancha ajena, con árbitro y reglas en contra. Micro-romances, dos; yo, cero.


XII
Ni para qué contarlo, pero el cajero en el supermercado al final ya no me devolvió la mirada. Micro-romances, tres; yo, cero.


XIII
Me dijeron que en el jardín de Las Rosas los hombres besan en los labios a los hombres. Me siento en una banca, frente a los lentes oscuros de un maricón dibujante. Esta vez hay una diferencia: los lentes no me impiden saberme mirado. ¿Será que me está dibujando? Abro las páginas de Los recuerdos del porvenir y entre sus palabras recojo el guiño discreto de la mirada del otro.

Cuando ya no puedo con la duda, llegan él y ella a sentarse a mi lado, pero sin hablarme. Les miro y escucho su conversa: hablan de mi mirada, no la de mis ojos, sino aquélla de los ojos que se posan sobre mí. Me está dibujando, dicen. La duda se contagia en las miradas a las miradas, y ella decide caminar con discreción para saber lo que presumimos sabido, porque la duda es muchas veces la pregunta disfrazada de respuesta.

Pero vuelve y ahora sabemos por el papel vacío de mí que la visión materializada no es la mirada prevista. Se rompe el conjuro de Las Rosas, las páginas aplastan a las páginas, y todas las miradas se quedan mirando a las miradas en otro recuerdo no vivido.

martes, 7 de octubre de 2014

Parezco ardido 1 (reset)

A veces quisiera decirte que te olvides de todas las cosas bonitas que se me ha ocurrido decirte recientemente. Igual, pienso que están en un último espacio en la separación de residuos, al lado de los platos, que ahora se depositan en lo que pareciera un bote de basura.


I could hold, your beautiful hands
And kiss, your beautiful eyelids
Throw open, your beautiful doors
And phone, your beautiful friends

But it's all over



Quisiera inventarme otra poética, no para hablarte, sino para escucharme. La verdad es que te he archivado en el símbolo y ahora quiero hacerlo en la práctica. Si no puedo acceder a tu conversación, ¿para qué quererla? Falta no nos hacemos. Es la insistencia de lo ausente lo que aparece como un anzuelo que muerdo seguido.

A veces sí quisiera llenarme de olvido de ti: no porque los silencios cómodos se hicieran a un lado por los incómodos, sino por los incómodos reemplazados por los insoportables. La ausencia de la presencia no es el conflicto: el conflicto es la presencia de la ausencia. El olvido es una forma de silencio. Cuánta falta nos hace un poco de memoria y un mucho de olvido.


I could bind, your beautiful wrists
And shut, your beautiful eyes,
With the drugs, with the drugs, with the drugs
And kick, your beautiful doors in
Oh shame, on your beautiful friends,

'Cause it's all over



La retórica de las puertas cerradas no me basta. No te basta. Miro de frente que miras de reojo. (¿Miras de frente que miro de reojo?) Espejeando las voces te observo observarme. Fumo un cigarro y me sé, y al saberme sé que no sé fumar y que no fumo ningún cigarro. De tu boca que no expulsa nada sale una viñeta, algún globo de cómic vacío, algún globo vacío de cómic.

Al fin y al cabo, uno no caga por delante donde come por detrás.


I could fight, your beautiful words
And mourn, your beautiful loss
Throw me out, of your beautiful lifestyle
And call, your beautiful name,

It's all over
'Cause it's all over



Y de nada sirven las palabras vacías si nadie las escucha. Si quien las profiere se ha quedado sordo primero, entre tanto cansancio de ansias y coraje de miedos. El último lugar de la resistencia es este silencio, o la decisión sobre el cuándo -nunca el qué- de los silencios finales.

Hace frío. Me pongo la bufanda de rayas que no combina con la camisa a cuadros y me quedo dormido en frente de estas palabras, de las hermosas palabras, de las hermosas pérdidas, de los hermosos nombres. Ni cómo mandarnos al carajo, como si no estuviéramos ahí ya.


(Me duermo en mí mismo.)

miércoles, 24 de septiembre de 2014

martes, 16 de septiembre de 2014

Quería decirte

Entonces descubrí que sólo me gusta mirarte de lejos, que sólo me gustas cuando te veo a lo lejos. Que cerca de ti no tiene tanto sentido.

Quizá mirar es una metáfora.

lunes, 15 de septiembre de 2014

"Los hombres son idiotas" II: breve introducción a la lista infinita

Tono:
Hoy es el día en que terminan todas las historias de amor.

0 (¿Cuál es el número cero romano?)
Hago constar que tengo relaciones con una cantidad infinita de hombres, que la relación con cada uno de ellos es completamente distinta, como los fines que perseguimos juntos (o no-juntos).

I
Llevo una lista [infinita] de chicos que me gustan. Acabo de agregar a cuatro. Al principio, creí que yo también les gustaba, pero he rectificado: me gusta la idealización que tengo de cada uno, y estoy seguro de que yo también le gusto a ellas cuatro.

II
-Con el cuarto chico hay un problema, corre peligro. Es muy listo: sabe que es listo.
-Tú y yo nos sabemos listos. ¿Somos peligrosos?
-Sí, para nosotras mismas, claro.
-No entiendo por qué.
-Los egos son peligrosos. De repente, cuando una se cree muy lista es cuando una resulta más pendeja.

III
Entonces, aquel hombre enamorado de mí me dijo que cuando escribiera tu nombre en la lista, todos los otros desaparecerían.

No le creí.

IV
El matemático me preguntó si ya había escrito tu nombre. Le contesté que sí, pero hacía mucho tiempo.

Que ya estaba un poco borrado.

V Pedro Páramo
El aire nos hacía reír; juntaba la mirada de nuestros ojos, mientras el hilo corría entre los dedos detrás del viento, hasta que se rompía con un leve crujido como si hubiera sido trozado por las alas de algún pájaro. Y allá arriba, el pájaro de papel caía en maromas arrastrando su cola de hilacho, perdiéndose en el verdor de la tierra.
Tus labios estaban mojados como si los hubiera besado el rocío.
Cambié página tras página y lloré sin soltar una sola lágrima.

VI
Entonces el catalán me dijo:
-No quieres conversar conmigo, quieres coger conmigo.
Y entonces le dije al catalán:
-No quiero coger contigo, quiero conversar contigo.

Y no volvimos a conversar.

VII
-Tú dijiste que no me habías dicho que eras marica porque no lo sabías.
-No. Yo te dije que no te había dicho que era marica porque no lo era.

VIII
Años después entendería que quizá no fuera que yo le gustaba a ese italiano, sino que ese italiano me gustaba a mí.

IX Recuerdo de una matera
A veces pienso que debimos quedarnos en San Cristóbal de las Casas para siempre. O en Acteal, con aquel argentino y su novia Florencia.

X Das Schwerste Gewicht

"Aquello que escogemos por su levedad termina cayendo por su insoportable peso."

X
Fuere como fuere, dejé la ciudad de las ciudades. Tomé el metro, desesperado, y rasqué mis bolsillos para pagar el pasaje. Él me esperaba en la siguiente estación, dos horas antes. Me acompañó hasta que subí al autobús y me despedí de la luna con un beso.

XI
En sueños, a decenas de kilómetros por hora y con las estrellas reflejando una luz que yo no veía, le dije adiós a todos los amores sin decir palabra. Porque hoy es el día en que terminan todas las historias de amor. Porque hace frío, y el frío te deja helado. Y el frío, que en física no es más que la ausencia de un baile notorio de partículas diminutas, es una metáfora de la soledad.

Heme aquí con mis manos tejiendo una lista que nunca se acaba, para abrazarme de ella y abrazarme a sus nombres: otro diccionario de palabras incomprendidas.

martes, 29 de julio de 2014

Alquimia (I)

I
Es el aroma de los tiempos de cambio. Las flores, ya cortadas, se secarán pronto y lo sabemos, pero siempre vuelve la metáfora del campo, del campo amplio, donde uno puede intentar sembrar cualquier cosa cuando la tierra es fértil. Hablemos de cambios: hablemos de camplios.

II
¿Cómo no tener miedo a enfrentar? ¿A tener en frente? Cuando los pasados se reviven así, el presente se diluye. Y los pasados sólo deben recordarse para que el presente tenga sentido, en sentido (c)amplio del sentido. No hay memoria sin afectos. No hay memoria como producto: hay memorialización como proceso.

III
Te recuerdo y no puedo sentipensarte como antes. No obstante, sí puedo sentipensar en sentipensarte como antes, pero después. A veces lo que nos falta para ver más allá no es más que un nivel o dos de recursividad.

IV
Por otro lado, ¿qué pasa cuando imagino? Porque recordar e imaginar no corren nunca por separado, como el deseo y el miedo que se acompañan cada vez que alguna luz produce alguna sombra. Sentipensar en sentipensar es imaginar. Imaginar es producir imágenes. Recordar es traer al corazón. Sentipensarte -sentipensar en sentipensarte, mejor- es producir imágenes para el corazón. La metáfora de la vista, ¡pero si el amor es ciego!... No hay metáforas inocentes.

V
Discursar es discurrir, discurrir es dis-correr. Las palabras corren como el agua de un río; el discurso es una corriente que fluye. Agualabras. Palabraguas.

VI
¿Cómo no tener miedo? Tener, sentir, nacer, comer, dormir, morir: todos son verbos viejos; lo sabemos por sus terminaciones en -er e -ir. Tener miedo es tener deseo. ¿Porque hay un verbo para desear y no hay un verbo para miedear?

VII
Los dos pensamos en el tiempo después, en los años después, en un reencuentro. Para (re)encontrar algo, debe haberse perdido: debe faltar. ¿Tú me faltas? ¿Yo te falto? ¿Cómo podría alguien faltar por adelantado, o encontrar algo que no estaba buscando?

VIII
¿Qué hay de los amores sin horizontes? Si yo alcanzo a ver la línea que separa al mar del cielo. ¿Qué hay de los errores sin horizontes? Hay libros enteros sobre la estupidez humana. ¿Y el pavor por las últimas palabras? El pavor que no se va, porque cada palabra puede ser la última. ¿Cómo escoger, cómo elegir, cómo decidir -más verbos viejos, todos- las últimas palabras que le dices a una persona?

IX
Dice el título de la película que Nunca te vayas sin decir te quiero. Querer es un verbo muy viejo.

X
Temer es un verbo muy viejo. Quizá no hay un verbo para miedear, pero temimos antes que desear.

XI
Para que crezcan las flores hay que regarlas con agua. Para florecer, es necesario correr: para una flor es necesario un discurso.

XII
¿Qué palabras elijo para decirte? ¿Cuáles deben ser mis primeras palabras? Elegir, decir, deber. Retornamos siempre a aquello viejo e ineludible. Es una tautología.

XIII
Si hemos de vivir por siempre en un eterno retorno, que mis últimas palabras sean también las primeras. Que nunca me vaya sin decir te quiero, que siempre que llegue te lo haga presente.

XIV
Representar es hacer presente algo que estaba lejos: la representación es el engaño ilusorio del reencuentro. El engaño ilusorio y además siempre añejo, porque mentir, como prometer, es un verbo muy viejo.

XV
Quizá el discurso que necesitan las flores para crecer al inicio es la corriente de aquellas promesas pasadas (con)vertidas en palabras presentes al final.

XVI
Frente al enfrentamiento, que lluevan sobre nosotros las agualabras del camplio, las palabraguas del (b)río. Estoy dispuesto a correr, pero no de ti, sino a discurrir contigo: vamos a discursarnos, a conversarnos, a (con)vertirnos el uno al otro.

XVII
Vamos a hacer alquimia con las palabras y sus historias. Porque cuando las primeras te cuentan sus segundas, sabes que tarde o temprano será tu turno de hacer(te de) las segundas con tus primeras.

XVIII - IIIVX
A las primeras, las segundas
A las segundas, las primeras
A los enfrentamientos, los sentidos
A los pasados, los presentes
A una mentira, una promesa
A tu mied(e)o, mi deseo
A cada imagen, un recuerdo
A un recordar, cada imaginar
A cada sombra, alguna luz
A cada camplio, un (b)río
A este discurso, alguna flor
A un discurrir, un (con)vertir
A un (con)vertir, un (con)versar
A las palabras, historias
A las historias, palabras
Al agualabra, palabragua
Y al final, volver a comenzar.

jueves, 24 de julio de 2014

"Los hombres son idiotas" I: antecedentes a una crítica del ligue

El coqueteo no es más que una promesa de sexo sin garantía.
-La insoportable levedad del ser

I (U)
Te agrega de repente y te dice que fue porque vio tu foto de perfil con un gato. Él también tiene una. Deciden salir con un par de amigas en común para conocerse. Si todo sale muy mal, ahí están ellas para acolchonar la caída. Llegas una hora antes y lo reconoces en cuanto pasa frente a ti. Sí, es guapo. Media hora tarde llegan las chicas, cuando ya ha empezado la conversación. Pero el hecho de que lleguen tiene una consecuencia irónica: él no vuelve a pronunciar palabra.

Después de la cita, te escribe para ofrecerte una disculpa por su silencio. Primero quería escuchar, y luego se quedó callado al oír que hablabas con esa naturalidad sobre tus múltiples amores. Dice que no debió juzgarte, pero lo hizo; también te ofrece una disculpa por eso. Se pregunta por qué tendría que invalidar que una persona ame a varias al mismo tiempo. Se cuestiona. ¿En qué momento encerramos al amor en una caja?

II (J)
Te lo encuentras en una aplicación para ligar que sólo usas para divertirte porque detestas eso del ligue. Te dice que le pareces conocido. ¿Cómo? Si ni foto de tu cara tienes. Tú sí ves una foto de su cara. Sí, te parece conocido. Él se atreve a preguntar. "¿Estudias en tal?" "Más o menos."

Entonces vas a tal un día -más o menos, claro- y lo ves ahí. Lo reconoces de inmediato y él a ti. Lo disimula muy bien. Tarde o temprano, se conocen a fondo. Se identifica como una puta. Es el correcto para preguntarle. Sí, responde que sí: te identifican como una puta.

III
Te preguntan qué harías si tuvieras un clon de ti mismo y sólo dos opciones: coger o pelear.

Vamos, todas lo sabemos por adelantado: no puedes pasar un segundo sin discutir.

IV (?)
Estás en medio de la nada y es de madrugada. Por lo menos sabes que la nada es un bar de mala muerte y te acompañan tus amigxs. Una mujer que reconoces de algún lugar se acerca a ti; te pregunta si te gusta la fotografía. ¿Cómo pudo saber sólo con verte? La reconoces de algún lugar, pero no sabes de cuál. Tus amigxs y lxs suyxs comparten el dancefloor.

La pequeña Vicky está muy ebria y cae de la pista; se dirige al baño a vomitar. Pasa un rato y cuando no vuelve, el chico que te gusta se mete al baño de niñas para buscarla. Mientras tanto, la desconocida reconocida te presenta a un amigo suyo, que no te interesa. Notas que el desinterés es mutuo cuando ni siquiera te mira en la presentación. Lees clarísimo su pensamiento: "el que sigue".

V (A)
Le preguntas si se considera una persona enigmática. Te dice que sí. Preguntas más, si le gusta eso. Te dice que sí. Revelas que te molestan los enigmas porque siempre sientes que te llaman a resolverlos, pero (muchas veces) sólo eres tú. "Probablemente."

Sabes que algunos enigmas prefieren quedarse sin solución, y que algunos sólo quieren ser resueltos por individuos muy específicos. "¿Vas a resolverme?" "Me siento tentado, pero no te veo con interés." "Yo estoy abierto a que me resuelvas." Tendrás que hacerle una visita.

VI (P)
Se conocen en algún evento. Se despiden. Vuelven a verse en otro evento, y en otro. Te das cuenta de que está ahí para promocionar sus intereses... y para volver a verte. Que eres muy interesante, dice, que nunca había conocido a alguien con tu ideología, dice.

No sabes ni qué te quiere hacer, pero se vuelven amigos. Quizá sí sabes qué te quiere hacer, pero te haces pendejo. Le cuentas tus cosas, lo que te gusta. Le pides ayuda para interpretar enigmas y te dice que recuerdes que en toda conversación entre hombres gay hay siempre un dejo de coqueteo. "Entre las nuestras no", le dices.

VII (F)
Toman el autobús y te dice que para él todo esto es muy nuevo y riesgoso. Nunca tiene un contacto así de profundo con otros hombres. Cree que puede enamorarse. Bajan y te pide un beso. ¡Qué beso más nervioso!

Después, te declara un amor. Y como ya lo sabe, tu amor es muy otro. Más resignación. Te pide una sola cosa: que no lo presumas como un trofeo. Guardas el secreto, como un tesoro.

VIII (?)
Estás repartiendo volantes. Te olvidas de la huella ecológica de hacerlo: es por una buena causa. ¿El fin justifica los medios? Qué más da. Al fin y al cabo ya no te falta mucho. ¿A él ya le habías dado? Te sonríe para indicarte que sí. Le sonríes de vuelta. Qué lindo está.

Ya te moviste varios metros cuando te das cuenta de que corrió un poco para alcanzarte. ¿De qué se trata eso que está en el volante? ¿Por qué hacerlo? Le explicas. Aunque de tu boca sólo salgan política y economía, en tu cabeza no hay más que afectos -¿política y economía?-. Terminas el discursito y te guardas las ganas de invitarlo a irse contigo. Para despedirte, sonríes una última vez: sabes que no volverás a verlo.

IX (S)
Los árboles guardan los secretos que en la conversa se pronunciarán. Tu confidente te pide que le digas de una vez que nada va a ocurrir entre ustedes, para que le quede claro. Para que le quede claro, le dices: "nada va a ocurrir entre nosotros".

Agradeces el amor sin decirlo -porque sabes que es imprudente decirlo-. El amor que se levanta resignado y se va para siempre, por más que se quede.

X (C)
Le cuentas tus historias; te dice que las escribas.

Ahora no está, y quizá nunca estuvo. Además, ya hace mucho tiempo que no sueñas con él.

XI (E)
Te das cuenta de que tu cariño se desborda. Quieres mostrárselo de miles de maneras: en caricias, en abrazos, en el sexo más cálido y vivo. En todas las formas que pueda tomar ese sexo tan cálido y tan vivo.

Tiene SIDA. ¿Correr el riesgo o no correr el riesgo? ¿Y si fuera tu decisión? ¿Cómo dan ese paso quienes dan ese paso? ¿Cómo el bareback es una práctica tan común? ¿Cómo hay personas que deciden tener sexo para contagiarse? ¿Por qué el cuerpo enfermo nos produce tanto miedo y tal rechazo? ¿Por qué lo racionalizamos/pasionalizamos así? ¿Dónde quedó el sexo cálido y vivo, quién puede tenerlo, con quién? ¿Dónde quedaron todas sus otras formas? ¿Por qué pensamos en nosotros y no en los otros? En otras palabras, ¿por qué las preguntas van en una sola dirección? Y a final de cuentas, ¿dónde queda el sexo, cálido o frío, muerto o vivo, cuando subir tres escalones es algo cansado?

sábado, 19 de julio de 2014

Emotividad

Termino la conversa y me siento lleno de emotividad. Me siento tentado a decir que estoy invadido por la emotividad, pero toda invasión implica la intromisión de algo externo, y esto parece venir tan desde dentro...

Los modelos psicológicos de las emociones tienden a decir que se producen de adentro hacia fuera de lxs individuxs; los modelos sociológicos, que de afuera hacia dentro. Sara Ahmed propone que las emociones no están ni "dentro" de lo individual ni "dentro" de lo social, sino que precisamente producen las superficies y los límites que permiten que lo individual y lo social sean delineados como si fueran objetos. Las emociones producen los cuerpos: individuales y colectivos, personales y políticos.

Termino la conversa y estoy a punto de llorar. Quiero tirarme en la cama y llorar un buen rato, pero pareciera que las lágrimas no me alcanzan ni para empezar. Todo acabó muy bien y fue hasta liberador, pero/y quedé muy emotivo.

Tengo un nudo en los dedos que no me permite escribir. Cuando llegué a casa, quería soltar una retahíla de errores para decir cómo me había perdonado.

Retahíla de errores listados para decir cómo me he perdonado (intento #1):
  • Haber querido que una persona sea feliz bajo mis conceptos y no bajo los suyos.
  • Haber sido un patán y un estúpido al tratar de ser muy "racionalmente" justo.
  • Haber creído ingenuamente que tenía el control todopoderoso sobre mis sentimientos y emociones.
  • Haber sostenido durante meses una relación basada en el incumplimiento de sus normas constitutivas.
  • Haberme forzado para tratar de cumplir esas normas constitutivas, cuando éstas iban en contra de mis propias normas (no decididas).
  • Haber dicho que quería regresar en el tiempo, como si nada hubiera pasado.
  • Haber sometido a dos personas a un vaivén de sinos-sí/no del que no me di cuenta.
  • Haber usado mi libertad-de-ser como pretexto para comportarme como un imbécil sin temple.
  • Haber provocado que una de las personas que más quiero prefiriera arriesgar su vida que estar a unos metros de mí.
  • Haberle lastimado tanto como era posible. (Haber talado todos los árboles de un bosque.)
  • Haber respondido a las agresiones con más agresiones. (Repítase decenas de veces.)
 Seré un imbécil, pero no soy mis antepasados, mi yo de los pasados. Me he perdonado ya.

Y ahora que puedo dormir, el cansancio me abruma y me pesa por encima de los párpados. Debo seguir despierto por un rato, esperando a una visita que pronto debe llegar.

Quiero tirarme en la cama y llorar un buen rato, pero pareciera que las lágrimas no me alcanzan ni para empezar. Y al fin y al cabo, las cosas están tan bien como pueden estar (por ahora).

¿Cuándo?

martes, 8 de julio de 2014

En medio del desierto

I
Teresa dice que las ciudades son como campos de concentración. Comienzo a creer que las redes sociales virtuales también. #EnMedioDelDesierto

II
Hemos dicho que a veces es mejor el silencio, y que a veces la parresía. Ahora, justo ahora, creo que lo mejor es que este acalorado aleje su insistencia de la tierra para no secarla, para que descanse y que ahí puedan crecer las flores. #EnMedioDelDesierto

III
Extraño vivir en esa lesbocomunidad con maricas integradas. Extraño el puto cariño -el cariño puto- en la cama y fuera de ella, y extraño a la bollo que me decía qué té tomar para no enfermarme cuando me dolía la garganta. Extraño el movimiento suave de sus manos marcadas por la experiencia cuando me ayudó a prepararlo. Extraño las hierbas, los menjurjes mágicos. Extraño esa sabiduría errante que corre por unas venas y otras en el Abya Yala aun desde antes de que aquí los siglos se contaran. Extraño la brujería. Extraño a la obvia a una cuadra, y extraño dormir con la camionera en su cama. Extraño tanto mientras quedo atado esta ciudad. #EnMedioDelDesierto

IV
Entonces te das cuenta de tu soledad textual, y de cómo tus acompañantes sólo son referencias inconscientes a un pasado que sólo queda en letras y algunas otras marcas. Cada silencio se llena de miedo a la última palabra, a las últimas palabras. Cada espacio en blanco, cada silencio es un abismo. #EnMedioDelDesierto

V
La ciudad te da miedo y más miedo. A tu colega -que nunca conociste- lo atropellaron y ya no vive. Vino de la ciudad más peligrosa del mundo y encontró la muerte. Las palabras pesan y pesan. Los sistemas de privilegios -ergo, de violencias- pesan y pesan. ¿Cuántas ciudades caben -y cuántas ciudades cabrán- dentro de esta ciudad llena de bombas que no dejan de estallar? #EnMedioDelDesierto

VI
Dice tu amigo que siempre es adecuado dejar un espacio en blanco para respirar. #EnMedioDelDesierto

VII
Los sueños son lugar de interpretación. Tratas de escaparte de las garras del psicoanálisis, y cuando luego le llamas no responde al teléfono: no podría hacerlo. ¿Le habrán cortado la línea o en un acto fallido la desconectó él solito? No lo sabes, pero cuando no lo quieres escuchar bien que te llama todo el día. Y entonces te das cuenta de que el título que escogiste bien puede tener que ver con alguna intención inconsciente e incómoda. ¿Pero qué pasa cuando le das la vuelta en el comal y la conviertes en consciente ¿Qué pasa si no existe pero al diagnosticarla la creas? Si se puede hacer cosas con palabras, ¿por qué no habría de suceder? De las Grandes Palabras donde aquínocaben o Hacia una Performatividad de la inconsciencia hecha consciente. De cómo muchas discusiones no te llevan a ningún lugar. #EnMedioDelDesierto

VIII
Ni las campanas que marcan la hora cuando se ha detenido el tiempo te mueven el mapa. Pero sabes, sea como sea, que el mapa no es el territorio, y entonces viene la pregunta sobre cómo escapar de él. #EnMedioDelDesierto

IX
El chico del lago está en el lago y la chica de las coincidencias nomás no coincide contigo. Tú estás aquí varado. #EnMedioDelDesierto

X
Por lo menos no eres el único leyendo esto #EnMedioDelDesierto.

martes, 27 de mayo de 2014

Se agota

Se resbalan las gotas de lluvia por entre mis dedos.
Y el tiempo detenido se agota. Veo cómo se mueven las agujas del reloj, finamente cada vez más rápido.
Hasta que empiezan a caminar como camina cualquiera en estos tiempos llenos de mierda.

Quiero salir a llover y que me llore encima.

El mundo está roto, es discontinuo. No sé cómo pegar la cinta para que la película siga corriendo.

Quizá lo mejor es estar todavía más lejos. Quizá lo mejor es tratar de estar cerca.

¡Hace tanto que no me entraba la melancolía! Debe ser por la hora a la que despierto.

Quiero salir a llover y que me llore encima. Tal cual lo he dicho.

Se resbalan las gotas de lluvia por entre mis dedos. No sé cómo hacer para que no se escurran de la narrativa. Y ni con todo mi amor sé cómo hacer para que tú tampoco te pierdas entre todo el fango. Ni con todo lo que te amo sé cómo hacer para que no te pierdas en la historia para siempre.

Veo cómo se mueven las agujas del reloj. Y avanzan, cada vez más rápido, mientras comienzo a caminar como segundero a su ritmo. Y vuelven, siempre vuelven, porque sólo giran. Pero yo no vuelvo. Y el tiempo detenido se agota.

martes, 29 de abril de 2014

Pesadillas I

Mi amigo y yo fuimos interrumpidos en el acto y volví al cuarto, pero mi cama estaba repleta de pilas, montañas de cosas; mi puerta, abierta en cuanto miraba después de haberla cerrado. Miré las ventanas otrora inexistentes: moneda tras moneda aparecían pegadas. Si la puerta ya estaba cerrada, ahora tenía en sí misma una ventana abierta. ¿Cómo podía pasar esto? Él me señaló también una ventana. Lo mismo. Todo había sido tan rápido que no podía ser real. Me detuve a sentir, a pensar. ¡Todo era tan real! En un sueño nada era tan real, tan consciente. Pero no, las montañas, las monedas, las ventanas: esto era un sueño, y para salir de la pesadilla había que explicitarlo. ¡Esto es un sueño! Oscar, ¡esto es un sueño! No despertamos, así que otra cosa debíamos hacer. Continuamos con nuestra tarea inicial, para despertar.

Todavía me pregunto si fue parte del performance del sueño que yo creyera que me había dado cuenta de que estaba soñando, o si fue parte del performance que me diera cuenta. Si es lo segundo, ¿cómo pudo ser el sueño tan fuerte para mantenerme atrapado en él y en sus efectos, haciéndome pensar que Oscar y yo no habíamos despertado cuando sólo yo podía despertar de mi sueño?

Creo que, si existen, tanto mi consciente como mi subconsciente y mi inconsciente son ahora más fuertes. Y eso es un poco aterrador para alguien que confunde la realidad que percibe con los sueños, los deseos o miedos y los recuerdos.

II
Grabábamos un video en las vías. Llegaron algunos chicos poco amables que reaccionaron mal ante una negativa mía sobre una bici que me había prestado alguien. Poco después algunxs amigxs nos alertaron de que venían de regreso, con mucha más gente, por las vías. Debíamos llevarnos todo lo que traíamos. Todos mis amigos se quedaron haciendo una barrera mientras nosotrws descargamos lo que pudimos y corrimos a las escaleras de un estacionamiento o motel para resguardarnos junto a las cosas.

Vi a mis amigas casi perderse. Por lo menos a una la escuché llorar de desesperación, de frustración. Conseguí rápidamente que ubicáramos el estacionamiento como punto de reunión. Cuando regresé a las vías, donde teníamos un vagón, ya no encontré a mis amigos. Tampoco sé qué pasó con algunws otrws, ni con muchas cosas que no vi descargarse. Lo que sé es que en vez de nuestro vagón había un tren que quizá lo había integrado, que quizá lo había devorado. Abriendo unas cortinas vi dentro del espacio que le correspondería. Estaba lleno de personas acostadas, cubiertas por cobijas o sábanas y al parecer dormidas, pero el resplandor de sus miradas ansiosas de encontrar una presa se veía a través de la tela.

Nunca supe qué pasó con mis amigos. Quizá supe qué pasó con el resto de amigws, con las cosas que tanto íbamos cuidando sin cuidarnos tanto entre nosotrxs, descuidando a quienes habían querido cuidarnos. Lo que sí sé es que tomamos el tren. Que tuvimos la fuerza. Que hemos pasado por muchos momentos y lugares, que hemos salido vivos del encuentro con mortales enemigxs, ni siquiera humanxs, y que seguimos buscando. Quizá no hay más fotografía que el recuerdo.

Cuando escribo esto, comienza a escucharse el sonido del tren del 2046. ¿Dónde estás, Alina? ¿Dónde están?

"Todos los recuerdos son rastros de las lágrimas."

sábado, 26 de abril de 2014

Cansancio y agotamiento

Dicen que después de la calma viene la tormenta. Dicen que viceversa.

Casi con dolor de cabeza me animo a escribir esto que sigue. Paso por un momento difícil, pero con la certeza-privilegio de que depende enteramente de mí si las cosas saldrán bien o saldrán mal. En el trabajo pendo de un hilo, pero hay una oportunidad de redimirme. No la voy a dejar pasar. La ventaja es que tomará apenas dos días para que eso sea visible. La desventaja es que mientras tanto hay mucha presión encima.

Mucha presión encima. Veo todo lo que debo hacer en menos de un mes y me abrumo. Tengo una lista de casi cien pendientes. ¿Cuándo encontraré tiempo para hacerlo todo? No lo sé, pero sí sé que me las arreglaré. Sacrificios. Sacrificios vendrán. Casi hacer sólo lo indispensable. Tratar de descansar, de relajarme mientras duermo.

Este domingo saldré a comer con una lindísima pareja de amigas lesbianas (novias) y un amigo suyo. Parece un chico de buenos sentimientos. Creo que podremos ser amigos. Hace unos días otro sujeto se voló la barda y me aseguró que yo quería besarle, que nos besaríamos una y otra vez. Hasta fijó fecha y lugar. Tuve que meter el freno muy rápidamente, y lo hice. ¿Qué pasa con estos defensores de DDHH hoy en día? En este mundo estamos tan necesitadxs de cariño...

La cantidad de pendientes por resolver podría parecer un riesgo para los procesos del cuidado de sí, pero creo que lo mejor será interpretarlo todo de otra manera. Terminar con ellos, salir adelante, será mi ascesis, mi disciplina, mi momentáneo arte de la existencia. Este fin de semana es la despedida de mi vida social. ¿Qué es eso? Casi quisiera un diccionario etimológico para revisar.

Encima este domingo comenzaré con una locura musical que probablemente sea muy provechosa dentro de unos meses. Encima, cierto colectivo maravilloso parece estar por ceder muchas responsabilidades -las principales, digamos- a un nuevo grupo de personitas, grupo en el que figuro yo. Encima, ha de ser muy oportuno hacer un documental sobre el colectivo justo cuando pasa esto; ajá. Encima, encima, encima...

Sea como sea, toca reír un poco de mí mismo. Rodeadws como estamos de tanta muerte y de tanta violencia, toca elegir la vida. La vida que es muy corta como para sufrirla tanto...

Dicen por ahí que parece que hay suelo. Lo dejaremos respirar, con la esperanza de que ahí crezcan flores.

Estaré ahora revoloteando en las cosas más pequeñas, más pequeñas, que me llevan. En los sueños, en los sueños de ti, de mí.

lunes, 21 de abril de 2014

El monstruo: Gestalt y parresía

Entonces, jugando a la Gestalt, nos pidió que nos dejáramos llevar y recorriéramos un camino que quisiéramos recorrer, llegáramos a una casa, una construcción, y al abrirse la puerta encontráramos un monstruo.

¿Qué nos dice ese monstruo? ¿Qué le contestamos? Debemos dibujarlo. Debemos responder, también, a qué nos conduce detectarlo. ¿Adónde queremos llevarlo, adónde lo invitamos? Ese monstruo somos nosotrws mismws.

¿Qué vi yo? Lo vi a él. A él en una faceta monstruosa, por supuesto. ¿Qué me dijo? Me dijo que debía quedarme claro que no debía meter violencia en todos los días de su vida. "No es tu culpa que tus antepasados hayan talado todos los árboles del bosque, pero el bosque sigue sin árboles."

¿Qué le respondí? Parresía: "Pero yo no soy mis antepasados, y quisiera saber si en aquello que alguna vez fue un bosque se puede sembrar y pueden crecer flores."

¿Adónde me conduce detectarlo? A ver un desbalance en mi vida que noto a diario.

¿Adónde quiero llevarlo, invitarlo? A ser mi amigo. A caminar por el bosque y sembrar para ver crecer flores.

¿Dibujarlo? Es lo que he estado haciendo todo este tiempo, estos últimos días.

Detrás de la casa-construcción estaba el bosque. El camino recorrido era el camino de ladrillos amarillos...

Ese monstruo somos nosotrws mismws. Hay promesas que se hacen por amor. Pero a veces ese amor hace que esas promesas se rompan. A veces hay que abrir la boca aunque sea peligroso. Ya nos hablaba Foucault de la parresía:
De manera más precisa, la parresía es una actividad verbal en la cual un hablante expresa su relación personal a la verdad, y corre peligro porque reconoce que decir la verdad es un deber para mejorar o ayudar a otras personas (tanto como a sí mismo). En parresía, el hablante usa su libertad y elige la franqueza en vez de la persuasión, la verdad en vez de la falsedad o el silencio, el riesgo de muerte en vez de la vida y la seguridad, la crítica en vez de la adulación y el deber moral en vez del auto-interés y la apatía moral.
Cuando preguntamos esperamos respuesta. Aunque esa respuesta duela. Y cuando conseguimos dar una verdad, esperamos ver verdades venir.

Esperamos. Aquí estamos el monstruo y yo (el monstruo-yo), de noche, conversando a través de estas letras y todo el sueño que tenemos encima. Cariño. Cariño. Cariño.

¿Alguien más, acaso, recorrerá el camino de ladrillos amarillos para llegar a la casa-construcción y ver al monstruo detrás de aquella puerta que se abre?

jueves, 17 de abril de 2014

L'Homme aux bras ballants

De cualquier manera, la música de fondo para la melancolía tan fuerte siempre será ésta.

Y de cualquier manera, aunque algunas cosas tengan vuelta atrás, no hay vuelta atrás para la hipocresía. ¿Qué pasa cuando nadie se ha dado cuenta de todo lo que se hizo mal? ¿Qué pasa cuando se es el malo de la historia, mientras la historia es tan compleja que no hay blanco ni negro?

Si algo es un hecho es que el mundo está dividido. Y que mi cariño no. Que no me importa. Que quiero. Que quiero. Que quiero.


Hacia un soundtrack para la nostalgia #1


Going to a town, Rufus Wainwright

I'm going to a town that has already been burnt down
I'm going to a place that has already been disgraced
I'm gonna see some folks who have already been let down
[...]
Tell me, do you really think you go to hell for having loved?
Tell me, enough of thinking everything that you've done is good
[...]
I may just never see you again, or might as well
You took advantage of a world that loved you well
[...]
I'm going to a town that has already been burnt down


Message personnel, François Hardy

Au bout du téléphone, il y a votre voix
Et il y a des mots que je ne dirai pas
Tous ces mots qui font peur quand ils ne font pas rire
Qui sont dans trop de films, de chansons et de livres
Je voudrais vous les dire
Et je voudrais les vivre
Je ne le ferai pas,
Je veux, je ne peux pas
[...]
Mais si tu crois un jour que tu m'aimes
Ne crois pas que tes souvenirs me gênent
Et cours, cours jusqu'à perdre haleine
Viens me retrouver
Si tu crois un jour que tu m'aimes
Et si ce jour-là tu as de la peine
A trouver où tous ces chemins te mènent
Viens me retrouver


I've seen it all, Björk & Thom Yorke

I’ve seen it all, I have seen the trees,
I’ve seen the willow leaves dancing in the breeze
I’ve seen a friend killed by a friend,
And lives that were over before they were spent.
I’ve seen what I was – I know what I’ll be
I’ve seen it all – there is no more to see!
[...]
I’ve seen it all, I’ve seen the dark
I’ve seen the brightness in one little spark.
I’ve seen what I chose and I’ve seen what I need,
And that is enough, to want more would be greed.
[...]
You’ve seen what you were and know what you’ll be
You’ve seen it all – there is no more to see!

Esto no es lo mío #1

Esto definitivamente no es lo mío. Aquí van los primeros dos intentos, sin borrar ni un trazo. (Nótese el conflicto gigante que tengo para representar a un personaje en especial. Interpreto eso como que hay conflictos también fuera de las representaciones.)



miércoles, 16 de abril de 2014

Mientras el mundo vacaciona

Mientras el mundo vacaciona, yo estoy sentado entre los muros y las ventanas de una oficina escribiendo esto. Nada impide que a través de la música me escape, escuchando con cierta nostalgia los paisajes del pasado sonoro.

Aquí espero y me tenso por querer tener entre las manos un lápiz de color azul y frente a mí papel, en blanco. Quiero dibujarte y dibujarme y dibujar que nos damos un abrazo. Si supiera dibujar...

Quizá no debería decir esto, pero también quizá no importa porque nadie lo escucha. Y al fin y al cabo dije que la nostalgia me sinceraba.

En realidad quiero dibujar más cosas. También quiero dibujar, con otros colores o no, el cabello y las sonrisas de ella. Recurre en mi cabeza que el mundo también es muy lindo, pero podría serlo más.

Frente al afán que podría tener alguien de mostrarse "fuerte", sin necesidad, a mí eso me importa un bledo. No sé si soy fuerte ni me interesa. Necesidad no tengo, por supuesto. Lo que tengo es cariño. Sigo siendo tu amigo, lo sepas o no.

¿No te parece, al fin y al cabo, anacrónica la idea de que conversemos?

martes, 15 de abril de 2014

Nota sobre el narcisismo y la nostalgia

"El narcisismo de las pequeñas diferencias, es la obsesión por diferenciarse de aquello que resulta más familiar y parecido." -Sigmund Freud

"La nostalgia ya no es lo que era." -Peter de Vries

Estos días he estado pensando sobre las atracciones que siento. He llegado, gracias a las anotaciones de amigws, a dos conclusiones sobre la generalidad de ellas. La primera, algo vieja, que soy atraído por aquello que se parece a mí. La segunda, la noticia, que soy atraído por aquello que me recuerda a lo que me ha atraído. Narcisismo y nostalgia.

El matemático me compartió una nota sobre el narcisismo en las parejas de hombres homosexuales. Si bien no puedo estar de acuerdo con algunas de las premisas que contiene el texto, con algo me sentí identificado.


Debo decir otra cosa. La atracción que desarrollé (por quien está siendo aludido por aquí) se desprendió de un afecto emocional, no de algún parecido a mí. Cuando estuvimos juntos, cada uno tomó alientos del otro y los hizo suyos. Yo me perdí mucho, al encontrar cosas de mí que podía ver gracias a él. Por eso después fue más necesario un viaje personal para volver a encontrarme y a hacerme. El proceso me ha llevado a la creencia de que entre más cambio, más soy el mismo, aunque paradójicamente también creo que nadie existe por adelantado. En un terreno mucho más banal, sin embargo, he llegado a actuar con la intención única de distinguirnos a él y a mí, lo cual no ha sido en absoluto difícil.


Hay una dualidad perdida, rota. El año pasado el lienzo-personaje estaba partido en dos. Ahora cada lado está explícitamente invadido por el otro, como pretende decirme una vieja perforación recuperada en el cartílago de la oreja izquierda. Cada lado es sí mismo y el otro lado. Me gusta creer que así cada detalle es una parte del todo y no una parte de una parte. El narcisismo, a fin de cuentas, se hace presente atravesándome por completo.

Ha de ser la luna roja en primavera, pero estos días me he sentido más lindo. Lo que creo que es un desbalance hormonal me ha llevado a la obligación de responderme, pero en el terreno de lo emocional. Y heme aquí escribiendo.

Revisando historias y pasados han salido a flote sentimientos y emociones que ya no recordaba. Alguna vez amé y amé mucho. Alguna vez fui amado y muy amado. Eso no significa que ahora no amo ni soy amado, pero hablamos del pasado, no del presente (aunque siempre que hablemos del pasado hablemos en el presente).

La nostalgia me hace sincerarme completamente. Recientemente dije que no movería ni un dedo, y creo que es importante que lo cumpla, porque es una promesa que hice para él. Pero cuando lo dije, cuando dije que no movería un dedo, poco me importaba que alguien más se moviera. En este preciso instante, el mundo ha dado otra vuelta. Los cariños enterrados resurgen; llevan tiempo creciendo, son pequeñas raíces. Y de la tierra brotan tallos con sus flores. No importa ya que de este bosque no quedara ni un árbol: en este bosque crecen flores; aquí pueden crecer árboles. El gran asunto es que en los otros bosques, en el otro bosque, no hay señal alguna de que existan flores, de que pueda aparecer un árbol.

Encima, no albergo esperanza de que quien es aludido aquí esté leyendo esto. Por la promesa no visito sus lugares, y asumo que él no visita los míos. Ojalá... Ojalá.

Narcisismo y nostalgia. Las cosas marchan bien, pero podrían marchar mejor. Marcharán mejor, pase lo que pase. Y seguimos caminando.

Exploración del cuerpo #3: Preludio a la nota sobre el narcisismo











Viajes recientes

Por recomendación de profesora-mon-amour, caí en las garras de quien ya me esperaba. El psicoanálisis, al que tanto desprecio, juega conmigo en su mano y me habla de sueños y de actos fallidos. Es increíble todo lo que uno descubre cuando juega con la premisa de que esos actos en realidad son actos logrados y no simples equivocaciones.

La base es que lo que tratamos de decir o hacer tiene un sentido, una intención, que se ve perturbada por otra intención, estemos conscientes de ella o no. Me robaron mi bicicleta. Llego a casa y trato de abrir con la llave del candado de la bici: no es un acto fallido, sino uno logrado. La intención perturbadora es nada más y nada menos que el deseo de llegar y sencillamente abrir el candado de la bici para subir a ella otra vez.

Leí "mentira" en vez de "metáfora". Escribí "autocrrect" cuando pensé que el autocorrect se equivocaba, y escribí "autoccrrct" al tratar de escribir esto ahora. Escribí "queivocar" y no equivocar. Me equivé, pues.

Cuando me preguntaron a qué hora y dónde debía estar al día siguiente, respondí que a las 9:00 y dónde quería estar.

A veces, por supuesto, es mucho más complicado encontrar la intención perturbadora. Olvidar una cita, perder un objeto o dejarlo caer, pueden ser también actos fallidos en realidad logrados.

Mis viajes recientes me llevan por este camino extraño en busca de un mayor entendimiento. Trato de no caer en los peligros que encumbra. Veremos hasta dónde llego.

¿Que si albergo buenos sentimientos? Los albergo. ¿Malos sentimientos? Algunas pequeñas molestias: no merecen siquiera hacerlas más grandes.

Recordar te hace reinterpretar la historia, porque recordar es reinterpretar la historia. Las cosas son tan distintas vistas desde lejos, y encuentras los errores escabullidos que antes se escondieron de tu mirada que filtraba colores. ¿Qué podemos esperar si siempre estamos filtrando?

Cuando cuento una síntesis provoco una reacción frecuente: la petición de que escriba la historia. ¿Una novela? No, paso. Quiero escribir un guion, un guion que dé cuenta de que la historia se teje primero como una sola, y luego como tres que se alteran entre sí. Que dé cuenta de que a pesar de la honestidad intentada, la comunicación es una sucesión de malentendidos (A. Greimas) y cada interpretación tiene efectos muy tangibles y materiales en lo que pasa.

Por ahora creo que debería anotar todo lo que voy recordando, porque escribir aquello no es tarea para este presente. La tarea para este presente es hacerlo. ¿Dónde cortar? ¿Dónde terminar? Andrés me dice que no puedo saberlo porque lo sigo viviendo. Él sabe de montaje. Vamos haciéndole caso por ahora.

A reventar

Hora pico. El autobús está lleno, a reventar. Voy hasta atrás. Los obreros se reconocen entre sí y en una coreografía muy discreta, casi invisible, intercambian lugares con las otras personas para estar juntos. Se quedan también atrás. Llevo muchísima prisa: el tiempo está contado.

Cuando llega el momento de bajar, me preparo y anticipo tanto como puedo. Estoy frente a la puerta, que se abre para dejarme salir. Me disparo hacia fuera, pero no salgo: mi mochila quedó atorada con algún artificio del autobús. Hago esfuerzo, esfuerzo. No lo logro. Las puertas se cierran frente a mí y me golpean el codo derecho. "¡Bajan! ¡Bajan!" El autobús lleno habla, grita a quien lo conduce. "¡Bajan!"

Los obreros maniobran rápido y sacan mi mochila de donde está. La puerta se abre y bajo de inmediato. Salgo. A la vez les agradezco con la voz y con la mano. Corro. Corro. Corro.

Ahora pienso en las semillas de pequeñas acciones colectivas. Creo que lo que veo en los autobuses es siempre reflejo de muchas otras cosas. Que no nos vamos a quedar pasmados, toda la vida, que vamos a organizarnos para hacer algo cuando más puertas se cierren en nuestras caras o en las de otrws.

Hay una bomba. ¿Qué va a pasar cuando estalle? ¿Qué va a pasar cuando reviente?

lunes, 14 de abril de 2014

Sobre la promesa

Y entonces te das cuenta de que los cariños son tan rebosantemente grandes que los odios con el tiempo se han desmoronado. Arranca sus raíces, aunque los enojos crezcan.

Los odios con el tiempo se han desmoronado. Y no, no vas a mover un dedo. Hiciste una promesa y la vas a cumplir, porque la hiciste no sólo por tu coraje y el dolor, sino para evitar esos horribles corajes y dolores ajenos.

No moverás un dedo, a menos de que te lo pidan o te lo sugieran, quizá. Porque es parte de la promesa hecha el no deshacerla así nada más. Pero que se sepa que también por cariño es que una promesa no se rompe. Y que se sepa que no hay una voluntad en contra: sólo que no hay voluntades encontradas.

El mundo sigue deshecho, aunque vivas contento en él, en una de sus partes. Que quede claro eso. Y que quede claro que vivir contento no significa no sobrellevar dolores a diario. Porque cuando ves las grietas en el suelo del mundo, te duele saberlo hecho pedazos. Pero levantas la mirada, caminas al frente y sigues con una sonrisa para aquel extraño que pasa. Y te enamoras un poco, todos los días, de esa sonrisa que nunca habías visto.

En los campos crecen las flores. Es primavera. La primavera llegó con sus cambios. Has cambiado tanto: eres tanto tú mismo. No te queda duda. En este viaje se descubre construyendo y se construye descubriendo. Lo confirmas.

Y los viejos amigos, las viejas amigas, te esperan en algún lugar. Y quienes te han traicionado, no importa dónde están. Estás aprendiendo a caminar de nuevo. Estás aprendiendo a caminar acompañado. Escuchas las respiraciones, te acompasas a los pasos.

Cariño. Cuánto cariño hay. Ya Manzano decía que no es lo mismo amar a todxs que no amar a ningunx. Y no, no amas a todxs, pero en tus amores hay mucho y para muchws.

Que la luz llegue a donde tenga que llegar, y que las palabras que quieren ser escuchadas se hagan escuchar. No moverás un dedo, si no. Has dicho.

lunes, 31 de marzo de 2014

Monólogos y diálogos con la (cer)razón I

No me conoces. Ya te olvidaste de que me conoces.

Construimos castillos para después pensar que los descubrimos, que estaban ahí desde antes. Y esos castillos tienen murallas. Estamos separadas por murallas. Murallas que nos construimos.

La radicalidad choca con la apatía. La apatía se enreda con la intolerancia, con el bostezo frente a lo desconocido, o frente a eso conocido que no se recuerda. Te hace falta conocerme para recordar que me conoces.

El aire choca con sus ondas en los oídos que escuchan pero no escuchan. Que escuchan unas voces y se rehúsan al encuentro de otras. Y esos oídos escuchan sin escuchar (y escuchan sin saber que escuchan) las palabras que se dicen sin decirse. Porque mucho de lo que decimos está en lo que no decimos, y porque hay algo que se llama implicatura, que es lo que resta cuando extraemos lo explícito de lo dicho.

Los contrastes hablan. Los odios hablan. Los amores hablan. Los odios que no se aceptan se pudren por dentro y hacen otra clase de daño. Los odios que se aceptan son los únicos que se pueden trabajar.

Prefiero el cinismo que la hipocresía. A veces no sabemos que somos hipócritas. El verdadero cínico se sabe cínico: es parte de su definición. El verdadero cínico no puede hacerse la víctima: el hipócrita sí.

Tiempo toma; tiempo es lo que nos falta. ¿Habrá suficiente tiempo? Si (digo que) nos falta tiempo, ¿entonces es que no hay suficiente -digo, porque (digo que) falta-? ¿O debo decir que todavía no hay suficiente, que todavía no ha habido suficiente? ¿No es que falte voluntad también? ¿Las voluntades peligran? ¿Qué dice la lluvia? Lluvia: lo que sea que llueve cuando llueve. ¿Cuándo llueve? Los silencios están colmados de palabras no dichas, de ventanas y puertas cerradas, de estallidos en el cielo que terminan en lluvia. Los silencios están colmados de lluvia. La lluvia está colmada de silencios. Estas palabras están colmadas de otros silencios: de aire, de no decir nada; mientras que otros otros-silencios son lo único que dice todo lo que se puede decir. (¿Entonces esos silencios son implicatura pura?)

Por eso luego la palabra está todita devaluada, y hace falta la ironía de decir "todita" para referirte a "todota". Porque así muchas cosas ya no hacen sentido. Así pasa cuando sucede y otras redundancias. Porque la redundancia, que es un decir-algo, es el verdadero no-decir-nada, aunque toda repetición es parcial y ninguna repetición es completa (¡justo!, ¿lo puedes ver?). Porque, aunque sea, se añade un poquito de desesperación. Léase esta línea una y otra vez. Léase esta línea una y otra vez. Léase esta línea una y otra vez. Desesperación. Desesperación. Desesperación. Y no es que esté muy desesperado (de verdad, jaja).

Esperar. Tiempo. Ausencia. Desesperar. Tiempo. Ausencia. Intente repetirlo miles de veces sin desesperarse. Falle estrepitosamente. Así es la vida de quien (des)espera tanto. O peor.

Creo que ya fue mucho elaborar sobre la desesperación para alguien que a estas alturas nada más espera dormir pronto. ¡Qué tarde es! ¡Qué temprano es!

Compendio de lecciones breves y amplias I

Primera parte:
  • Ley del presente: se trabaja con el presente, no con el futuro: con lo que hay, no con lo que habrá, que es desconocido.
  • Corolario de la ley del presente: llevar al extremo el punto anterior te lleva a muchos peligros.
  • Ejemplo de la recursividad: preocuparse porque se está preocupadw es vicioso.
  • Ley de la denuncia: denunciar algo no siempre implica promover su opuesto o su contrario (si es que existen).
    • Se denuncia la heterosexualidad obligatoria, no la orientación heterosexual. Asímismo, se denuncia cualquier imposición de cualquier clase de sexualidad.
    • Se denuncia el amor romántico (exclusivo, excluyente, cerrado, sufrido, celoso), no las relaciones cerradas.
  • Ley de las instituciones sociales: desafiar las normas consuetudinarias (la heterosexualidad, el amor romántico, el tiempo lineal-continuo) expone a cualquiera a riesgos. La revancha de las normas es frecuente.
  • Corolario de la ley de las instituciones sociales: es posible desafiar las normas consuetudinarias.
    • El tiempo (o el mundo) no tiene por qué ser lineal y continuo siempre.
    • El amor no tiene por qué ser amor romántico.
  • Ley transfeminista de la obligación sobre los factores opresivos: ninguna persona está obligada a desafiar todos los factores opresivos en su vida (expresiones de dominación estructural en la cotidianidad) a la vez.
  • Ejemplo sobre una liberación como dispositivo de poder: podremos estar liberando nuestra sexualidad, pero no nos estamos lib(e)rando de nuestra sexualidad (Foucault).
  • Regla del amor: no debe existir relación amorosa tal que cualquiera de (todas) sus partes esté en un desacuerdo fundamental para la relación. Nadie debe obligar o someter a nadie: ni a sí mismw.
  • Regla del dolor: como el dolor es incalculable, no debe juzgarse que un dolor es mayor o menor que otro: no deben sobreestimarse ni subestimarse los dolores, porque no deben estimarse los dolores.
  • Primera ley de la responsabilidad: cada quien es responsable de sus propios sentimientos.
  • Segunda ley de la responsabilidad: cada quien es responsable de sus propias acciones y debe saber que éstas pueden repercutir en los sentimientos de las otras personas.
  • Ley de la decisión: no se escoge a quién se ama, ni cuándo, ni dónde, ni cuánto, ni por cuánto, ni cómo, ni por qué.
  • Ley de la decisión: no se escoge a quién se odia, ni cuándo, ni dónde, ni cuánto, ni por cuánto, ni cómo, ni por qué.
  • Típica budista: el dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional.
  • Regla del sufrimiento: elegimos sufrir (cuando lo elegimos), no cómo sufrimos.
  • Regla de las decisiones directas e indirectas: no se toman decisiones directas sobre el amor o el odio (porque no sirve para nada intentarlo), pero sí decisiones indirectas, decisiones que afectan el terreno para el amor y el terreno para el odio (que no están necesariamente separados, sino que muchas veces han de ser un mismo terreno). En estos casos, no tomamos decisiones que afecten (con seguridad), sino decisiones que podrían afectar (sin seguridad).
  • Ley de la neblina: el odio, que es una plaga, no sólo nubla los pensamientos, sino los sentimientos. Además, ha de nublar mucho fuera de la dicotomía razón-corazón.
  • Regla de la luz en el odio: el odio puede servir para encontrar su razón de ser. Encontrar su razón de ser puede ser provechoso para tomar decisiones ("indirectas") que preparen terrenos. Cortar la raíz del odio podría desembocar en terminar algún día con la plaga.
  • Ley de los límites y las posibilidades: todo límite es a la vez condición de posibilidad.
  • Ley de las claridades personales: esto que escribo aplica para mí y no pretendo ni debo pretender imputárselo a otras personas.
  • Reserva a la ley de claridades personales: ver Ley de los límites y las posibilidades.
  • Ley de la plasticidad humana: las reglas personales pueden cambiar.

martes, 18 de marzo de 2014

Tiempos de cambio

Empiezo el año corriendo por la ciudad en la noche. Alcanzo a ver las estrellas volteando rápidamente mientras las ruedas giran una vez más.

Escapo del coraje y de la angustia ajenos. ¿Cuántos muros nos separan? Te llevo en el morral y me doy cuenta por su peso. Pienso que volveremos a vernos.

Tiempos de cambio, tiempos de cambio, tiempos de cambio. No es tanto un mantra como la descripción y la prescripción de una certeza que no sólo sucederá, sino que ya es.

Te quiero. Te abrazo. Miro en tus ojos las gotas de una lluvia que me moja siempre. El cariño no deja de desbordarse y de bordarse. En mis labios hay unas palabras para pronunciar.

Me siento denso, muy denso. Me siento muy. ¿Muy qué? No lo sé y no importa. Uno de los peligros más grandes que tenemos es confundir el mundo con las representaciones que nos hacemos de él. ¿Acaso el mundo es más que representaciones, entonces? Quiero creer que sí.

Las agujas avanzan y rotan. Avanzan y rotan. Avanzan y rotan. Las estrellas en el cielo también. Yo las miro toda la noche con unos ojos que no son míos, que son los ojos capturados del tiempo apresurado, que nos permiten mirar de nuevo un mundo como nunca lo habíamos visto.

Escucho. Vienen por mí, por ti, por todo. No puedo decir que esto esté libre de agonía: escucha. Pero le hacemos frente y caminamos, caminamos. Hoy no hay lágrimas resbalándose. La agonía no es nuestra, por más que haga vibrar aquello que tocamos. Los instrumentos nos dictan, pero sólo atendemos desde nuestra posición-artificio, desde nuestra posición inventada sólo para poder escuchar. Y al fin y al cabo son sólo tonterías: como si la interpretación musical fuera cosa fácil, o difícil. (¿Qué estoy diciendo? Tengo sueño.)

Rayos, luces, dibujando en una bóveda-lienzo. Nos recubren sin que los veamos. Que nos preste el tiempo apresurado sus ojos y que nos cuente lo que sigue, pero no el final. Que la caja mágica nos muestre el trazo y la pista de las estrellas. Que la música nos acompañe. Que despertemos de un sueño, pero no del otro.

¡Cómo te quiero! ¡Y cómo te abrazo! ¡Y cómo te siento tan cerca! ¿Cuántas murallas nos distancian? ¿Cuántos minutos atorados en relojes mal sincronizados? ¿Cuántos segundos perdidos y olvidados? Que las estrellas me cuenten en sus mensajes secretos. Que me cuenten con la voz que sólo la paciencia escucha. ¿Cuánto tiempo nos queda?

Me pregunto, todavía, si nos alcanzará.

viernes, 14 de marzo de 2014

El cuidado de sí I

En la cama o en la mesa están encimados. Primero el del santo, San Foucault. Luego los tres volúmenes de su Historia de la sexualidad: un recordatorio de un pendiente que todavía no se puede resolver (devolver los últimos dos). Por ahí, Cuerpos sexuados de Anne Fausto-Sterling. Hay mucho trabajo pendiente.

Los calcetines en el suelo todavía no impiden el paso, aunque juro que hoy los lanzaré al bote de la ropa sucia. En el espejo ya no están las fotos que había antes, a excepción de una: un regalo de hace más de cinco años que me dice que no dé un paso atrás. Bastante me habría servido aprender la lección oculta en sus palabras tan sencillas, que no es, en definitiva, no arrepentirme. A la foto la acompañan algunas cartas pequeñitas con la letra más bonita del mundo: "te quiero mucho naricita", corazón. Al lado, un papel con un espiral dibujado que remite a una tómbola del pasado.

En el cajón está guardada la flauta trans. La cuido tanto como puedo, y estoy contento de poder producir ya un sonido estable. La meta de esta semana es tocar notas musicales, pero he estado tan ocupado que ni siquiera la he tocado. Me preocupa que el ritmo de lo cotidiano me arrebate a mí mismo en esta búsqueda personal. Ya he dicho que en este viaje me descubro (me conozco) y me construyo a la vez.

En soledad, trato de ocuparme en unas artes de la existencia, en el cuidado de sí, de mí. Es algo que continuaré siempre: para encontrar nuevas relaciones con las personas es necesario encontrar nuevas formas de relacionarse con sí. Por eso tengo a un santo, aunque no sea en el sentido religioso. Porque de él aprendo que la ascesis, que cierta disciplina, no implican siempre un control externo. Toca explorar lo que dice sobre los griegos en su hacer antiguo, aunque sus formas de ascesis sean tan distintas -aunque también sean tan iguales- a las que nosotrxs podríamos acceder.

Espero con paciencia. Creo que con el tiempo y el trabajo estaré de pie donde quiero estar. Y creo que tiempo y trabajo es lo que necesitan otras personas, pero la arena se agota. Aunque me preocupa, no me quita el sueño. Poco tiempo hay para dormir como para arrojarlo por la ventana.

Estoy acogido por quienes me rodean. He decidido expulsar a lo peor de mi cotidiano, y ha funcionado. Ahora las semanas se revuelven en la participación en un colectivo transfeminista-queer, la preparación de unas jornadas relacionadas, un grupo de masculinidades sanas y un montón de cosas más.

Me emociona acercarme a Calibán y la bruja. Las brujas me han acompañado en estos días de tacones y de disciplina personal, en estos días de marchar con ellas y correr por mí. Con Calibán y la bruja tengo la esperanza de continuar olfateando el hilo negro que teje una trenza del mal: capitalismo, colonialismo y patriarcado. La mística del libro me envuelve y sonrío.

Corro, como siempre, porque como siempre ya voy tarde.

Relatos pendientes II

4. La bruja cristiana

Salgo de la junta corriendo. No voy a alcanzar el autobús. Como voy corriendo, mis botas chocan con estrépito contra el suelo y en algo que parece un callejón, dos hombres que se besan se asustan por lo que provoca mi presencia que corre. Se separan y veo a uno con mucho miedo. Paso muy rápido al lado de ellos, queriendo decirles que continúen, que nadie los está buscando, que no peligran. Eso es mentira y no les digo nada. El mundo es muy peligroso.

Como había dicho, no alcanzo el autobús. En cuanto llego adonde debo tomarlo, está arrancando y me deja ahí. Es el último de la noche. ¿Qué voy a hacer?

"¡Guapo!" Por supuesto, no me hablan a mí. No volteo. Pero sí, sí me hablan a mí. Es la bruja cristiana, una relato-extraña, en un taxi. Terminamos en un bar en el centro. ¿Tequila? Bueno. Al fin y al cabo es martes y mañana voy a clases temprano.

Platicamos largo rato y nos encontramos con gente en el bar. Con gente de la casa en cuya azotea conversé con ella a profundidad por primera vez. Con gente que nos habla de las coincidencias, del destino, de la energía. Así se ha de llamar esa persona, esa mujer linda que nos saluda de pie mientras nosotras dos estamos sentados a la mesa. Se llama Destino, porque no recuerdo su otro nombre.

Quizá la bruja cristiana quiere invitarme al hotel donde se está quedando. Ha explicitado que le gusto. Nos damos un abrazo y me despido de ella. No sé que la volveré a ver una y otra vez en sus próximas visitas a la ciudad. Que me encontrará en la calle, me acompañará a ensayar la lectura de poesía en voz alta; que estando solo me la encontraré saliendo del cine sola, después de ver una película sobre la soledad y una chica problemática. Como ella. Como yo.

5. Jueves deshecho


6. Carlos se va


7. El mundo en cámara lenta


8. Tiempos de cambio


Relatos pendientes I

Hace tiempo que no te escribía, porque el tiempo es celoso, cerrado, excluyente. Eso ya lo sabemos, porque causa y ha causado estragos. Lo único que nos queda es aprender a domarlo en vez de que nos dome él.

1. Relatos-extrañxs

Suele suceder que al cabo de la noche me quede solo entre mucha gente y no pronuncie palabra. Pero la palabra me pronuncia y me invita a una charla con silencios, donde debo callar para aprender a escuchar. La palabra es el aire respirado por lxs relatos-extrañxs, por esos seres desconocidxs que aparecen para ser narradxs por sí mismxs, para decir lo que ven en el espejo con total sinceridad porque también yo soy relato-extrañx para ellxs.

Alba está despechada. Sin compromisos me dice que el problema es amoroso. Es 14 de febrero y la luna está en el cielo más grande que nunca. Su amigo y su amigo se dan un beso y ella les reclama. ¿Por qué? Porque siente envidia. Si el sujeto que pensabas que sería pura miel resultó ser un cabrón, ¿por qué no lo intentas ahora con chicas? Alba tiene miedo. Tiene miedo de lo que la gente pueda decir o hacer.

Estoy a punto de exhalar mi desinteresado discurso: que te valga. Pero no. Alba tiene la palabra. Alba tiene una hija. Ni siquiera es de aquí. Según entiendo, trabaja en una panadería en algún pueblo en el universo. La situación tiene más peso que el que puedo comprender. Sigo escuchando hasta que las palabras parecen acabarse. Las palabras.

Al día siguiente charlo sobre estxs relatos-extrañxs, sobre cómo me gusta tenerlos. A la vez, la gente tiene carta abierta para ser totalmente sincera o para inventarse toda una historia. Lxs relatos-extrañxs deciden.

Esta tarde llevo puesta una playera de un brujo fuera del clóset, anunciando que está out and proud. En el parque llega una chica y me pregunta qué significa esto. Le explico y me pregunta si soy gay. No, no soy gay. Bueno, a veces, supongo.

La luna, gigante. Horas después me encuentro con la misma chica en el techo de una casa. Platicamos largo rato: es una relato-extraña.

Viene a la ciudad también por amor. Viene también de paso. No hay panadería: es fotógrafa. No hay hija, tampoco. ¿O sí? La memoria engaña, (a) la memoria (se) engaña. Me entrega su caso buscando un veredicto que yo no le puedo dar, pero trato de darle cuantas pistas puedo. Me sorprende enterarme de que la mujer cuyas palabras me enredan en un tiempo que no quiero dejar era una bruja. Era una bruja y ahora es una cristiana. Le reza a su dios para que le quite su don. Pero luego se cuestiona: su dios se lo habrá dado por algo en primer lugar.

Por más que no quiera dejar ese tiempo que me tiene enredado con la bruja cristiana, no puedo no dejarlo. Tengo que dejarlo. Otra-ella me espera y ese tiempo se agota. En las gotas fluyo: me voy.

2. Mi boda

Después de casarme cinco veces, el ministro me propuso matrimonio. Sólo nosotros dos, solos nosotros dos. ¿Cómo decirle que no a esa sonrisa apenas esbozada, nada exagerada?

Detrás de nosotros la gente sostenía velas, acomodada cada persona de tal forma que aparecía la silueta de un corazón de fuegos, pequeños fuegos. El atardecer era atravesado por una estela blanca. La música instrumental llenaba la plaza al tiempo en que la ejecutaban decenas de personas a unos metros.

¿Beso? Volteé a ver a Rodolfo como interrogándolo. Muy nervioso, él pensaba que yo no podría besarlo: consecuencia de responderle a su amiga que no, que no soy gay. Al tenerlo tan cerca lo respiraba. En cada abrazo me di cuenta de cuánto me gusta su aroma.

Sin cajas encima, en cuanto terminó el evento lo miré a los ojos. Y no, no me resistí. Y lo tomé, y le di un beso, y otro, y otro, y otro. Porque la mejor forma de protestar a esas alturas era con esos besos. Porque queríamos besarnos.

Todavía me acuerdo del sabor a cigarro de horas antes en sus labios.

3. ¿Y qué pasó con Anna?

Como si fuera brujería, tu alegría me llenó completamente
(...)
De repente, caminaste los caminos de mi mente
Le quitaste las arrugas a mi frente
Y sembraste tu sonrisa en mi dolor
Anna, se llama. No sabría, después de todo, cómo (d)escribir lo que sucedió con ella.

I

Fui a su fiesta de despedida, llena de alemanes porque lxs mexicanxs habían quedado muy crudxs de la noche anterior. Había una tómbola. Cuando llegué tomé un papel de un bote y lo desdoblé: espiral. A un lado de los papeles estaban las cosas que Anna ya no necesitaría de regreso a casa. Cada cosa tenía pegada un papel con el mismo ícono qe alguno de los otros papeles. Espiral, espiral, espiral... ¡Ya! Un informe de Derechos Humanos en Oaxaca elaborado por una ONG feminista.

Creo que me llevé lo mejor que me pude llevar. A quien le tocó el gas pimienta, que Anna jamás tuvo necesidad de usar, le podremos reprochar toda la vida haberlo dejado por ahí y haberle perdido la pista. Alguna otra persona tuvo la gracia de activarlo y todxs tuvimos que salir del edificio. Incluso algunas personas enfermas se retiraron de la fiesta, y el conteo de mexicanxs que ya era más alegre decreció de nuevo.

Aun cuando llegó el chico que me dijo que salía con ella, aun rodeados de personajes extraños como aquel cocainómano que apareció por ahí, Anna estuvo conmigo más que con cualquier otra persona. Yo sonreía y sonreía mientras bebíamos de la bebida extraña que ella había preparado y que nadie más parecía estar consumiendo. Y ella sonreía y sonreía también.

Al conversar más con ella me di cuenta de que cada detalle me gustaba más y más. Hermosa, defendía lo que creía aunque contradijera las ideas borrachas de sus amigos descorazonados por la partida de sus propios amores lejanos. Con un cierto aire a Margaret, se movían sus gestos. Me volvía a presumir que era mayor que yo, y nos abrazábamos parad@s en medio del lugar, como si no hubiera nada más.

Después de un rato llegó su jefe, acordeonista de una banda, con otro músico del grupo. El mundo-ciudad-pañuelo me llevó a la invitación final: la cena de despedida de Anna el miércoles próximo. El jefe cocinaría un platillo vegetariano por ella. Por supuesto que asistiría.

En algún momento de la vida, el él que dijo que salía con ella habló conmigo en su ebriedad. Me dijo que esperaba volver a verme y que hubiera encontrado yo lo que buscaba, y que lo tuviera. En el momento, se dijo, tanto él como yo habíamos encontrado lo que buscábamos pero no lo teníamos. Me insistió en que éramos muy parecidos, y trató incluso de arrojarme sus propias problemáticas encima. Le devolví los buenos deseos. Yo también espero verlo y que haya encontrado lo que busca... y lo tenga.

Anna me agradeció mucho haber ido a la fiesta, y me dijo que fui la sonrisa de la noche. Para mí ella fue la sonrisa de la noche. Y de la semana que tuvimos para conocernos. Se quedó con el él que dijo que salía con ella y ya me había ido para cuando cerraron la puerta. Caminé pensando en ella, en él, en lxs relatos-extrañxs, en la bruja cristiana. La calle me hablaba todo el tiempo con sus casualidades, y sobre todo cuando yo le respondía. Sonreí y llegué a dormir después de las 4:00 de la mañana.

II

El platillo vegetariano es el platillo más delicioso que he probado en años. El hombre aprendió a cocinar así por su abuela y por las francesas que vivieron con él. Con él conversé, y con ella. Fui el primer invitado en llegar después de ella.

Charlando sobre regalos, ella descartó uno a uno cada opción que yo había imaginado y descartado primero. El mejor regalo que podía darle era un buen recuerdo, con todo el cariño que le tengo. Eso fue lo que le di.

El tiempo que tuvimos fue muy corto. Las miradas en silencio todavía me llenan de emociones, y me llenarán. No me importa lo que diga el mundo, estoy enamorado. Y no sé bien a qué me refiero con que estoy enamorado, pero lo estoy. No me importa su convencionalidad: lo estoy, y en un sentido no-tradicional.

Después de que los músicos interpretaran canciones a voz y guitarra, como De repente y algunos fados, ocurrió la despedida. Abrazos duraderos. A un lado se escuchaban el jefe y el otro cantando "fue un gusto haberte conocido", y Anna respondió que sí, que justo eso. Cambiaron de canción: "porque eres un amor que no fue, un amor que no podrá ser", y Anna contestó que sí. No sé si se quedó en el contexto de la primera canción, pero eso no importa. Lo que importa es el cariño compartido en la sonrisa, la mirada y el abrazo.

La última vez que la vi fue en una bicicleta, regresando por última vez a su casa aquí.