domingo, 8 de septiembre de 2013

Personales

*Escuche lo siguiente mientras lee lentamente.

Soy el viento que te derruye, soy la música que escuchas sin buscarla.
Soy la sonrisa burlona, soy el recuerdo de la cama mojada.

Él es la brújula en el bosque cuando estás perdido, una sonaja en el cunero otrora vacío.
Es el cómplice del robo, quien recibe el golpe por respirar el mismo aire.

Ella es la tristeza en el papel cuando la pluma se desliza en él.
Ella es la nube que pasa interrumpiendo el día que estaba soleado.

Soy la nota pronunciada mal, la voz y la palabra que se rompen cuando desentonas.
Soy el agua que corre, verde. Soy un pájaro que ya no canta pero piensa que sí.

Ella es el mar cuando mojas tus pies ahí, ella es la lluvia que toca tus labios antes de un beso.
Ella es el beso también, y las líneas que se escriben sobre aquel momento.

Él es un carrusel girando, él es el vómito posible detrás de cada giro.
Él es la piel que se desgarra cuando escuchas una mala noticia, él es el destinatario de todas las cartas tristes.

Yo soy sólo un instante perdido y todos los que no sucedieron.
Yo soy todo lo que no he sido y soy todo lo que no seré.
Yo soy la regla, pero también la excepción.
Yo soy lo viejo y lo nuevo, lo blanco y lo negro.

Yo soy cada palabra que me dices, y tú eres las que yo no escucharé.
Yo soy los muertos que no olvidas, tú eres la vida que no tendré.

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