martes, 7 de octubre de 2014

Parezco ardido 1 (reset)

A veces quisiera decirte que te olvides de todas las cosas bonitas que se me ha ocurrido decirte recientemente. Igual, pienso que están en un último espacio en la separación de residuos, al lado de los platos, que ahora se depositan en lo que pareciera un bote de basura.


I could hold, your beautiful hands
And kiss, your beautiful eyelids
Throw open, your beautiful doors
And phone, your beautiful friends

But it's all over



Quisiera inventarme otra poética, no para hablarte, sino para escucharme. La verdad es que te he archivado en el símbolo y ahora quiero hacerlo en la práctica. Si no puedo acceder a tu conversación, ¿para qué quererla? Falta no nos hacemos. Es la insistencia de lo ausente lo que aparece como un anzuelo que muerdo seguido.

A veces sí quisiera llenarme de olvido de ti: no porque los silencios cómodos se hicieran a un lado por los incómodos, sino por los incómodos reemplazados por los insoportables. La ausencia de la presencia no es el conflicto: el conflicto es la presencia de la ausencia. El olvido es una forma de silencio. Cuánta falta nos hace un poco de memoria y un mucho de olvido.


I could bind, your beautiful wrists
And shut, your beautiful eyes,
With the drugs, with the drugs, with the drugs
And kick, your beautiful doors in
Oh shame, on your beautiful friends,

'Cause it's all over



La retórica de las puertas cerradas no me basta. No te basta. Miro de frente que miras de reojo. (¿Miras de frente que miro de reojo?) Espejeando las voces te observo observarme. Fumo un cigarro y me sé, y al saberme sé que no sé fumar y que no fumo ningún cigarro. De tu boca que no expulsa nada sale una viñeta, algún globo de cómic vacío, algún globo vacío de cómic.

Al fin y al cabo, uno no caga por delante donde come por detrás.


I could fight, your beautiful words
And mourn, your beautiful loss
Throw me out, of your beautiful lifestyle
And call, your beautiful name,

It's all over
'Cause it's all over



Y de nada sirven las palabras vacías si nadie las escucha. Si quien las profiere se ha quedado sordo primero, entre tanto cansancio de ansias y coraje de miedos. El último lugar de la resistencia es este silencio, o la decisión sobre el cuándo -nunca el qué- de los silencios finales.

Hace frío. Me pongo la bufanda de rayas que no combina con la camisa a cuadros y me quedo dormido en frente de estas palabras, de las hermosas palabras, de las hermosas pérdidas, de los hermosos nombres. Ni cómo mandarnos al carajo, como si no estuviéramos ahí ya.


(Me duermo en mí mismo.)

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